Aún resulta incomprensible el que sectores como los llamados de izquierda se opongan a un proyecto de ley que busca ponen un punto final a la especulación de las tierras y del suelo. Especulación que le cuesta caro no solo a el Estado sino a la sociedad entera. Que perjudica a los sectores populares y a la clase media porque, sencillamente, los especuladores encarecen el valor real de las tierras, del suelo, porque tienen como objetivo, no el bien común, sino lograr la máxima ganancia a costa de quienes no logran acceder a esas tierras, a esos suelos y en consecuencia se ven limitados de acceder a una vivienda digna, accesible económicamente.
Es comprensible que la derecha, los sectores que han vivido y viven de la especulación se opongan a este proyecto de ley, pero lo más incomprensible es que la denominada izquierda radical, se oponga por simple capricho o ignorancia. Ecuador necesita esta ley de manera urgente. Se han cumplido los plazos para demostrar que este proyecto de ley perjudica a las mayorías. Los opositores no han logrado probar ese supuesto perjuicio.
Por lo tanto, el país debe dar ese paso justo y necesario para poner fin a quienes viven de usufructuar indebidamente, ilegítimamente de las inversiones del Estado en obras públicas. La sociedad debe entender que las mayorías se benefician de una ley como la propuesta, porque miles de ecuatorianos tendrán más oportunidades para acceder a una vivienda digna a un precio justo, real y no artificialmente inflado. Los debates en Hábitat III, demostraron cómo el mundo entiende que no es posible el seguir permitiendo que el ahorro social convertido en inversión social por medio de la intervención del Estado termine en manos de pocas familias que especulan con el valor del suelo. La plusvalía es generada socialmente y debe ser redistribuida socialmente. No podemos caer en el cuento de quienes, estando en campaña, pretenden desde reducir impuestos, eliminar leyes y amenazar con derogar esta ley contra la especulación que es tan necesaria para avanzar hacia un sociedad de oportunidades para todos.
Sin duda esta proyecto de ley es polémico, porque desvela un sin fin de mitos, cuentos y autoengaños. Desvela cómo ciertos grupos quieren vivir del rentismo y no de la generación de empresas, de generar innovación o de generar valor agregado, sino de vivir a costa de la intermediación especulativa. Es ese mal que el país entero debe entender que es necesario eliminar. Que no podremos hablar de futuro si no tenemos la valentía de poner fin a actividades que atentan contra el bien común. Este proyecto de ley beneficia al Ecuador.
Es hora de avanzar hacia el Buen Vivir. Es hora de que la clase media se esfuerce en leer, analizar este proyecto de ley, antes de emitir comentario alguno o de tomar posición alguna. Si es pertinente o no políticamente es un tema que no puede estar a merced de tiempos electorales. Varias décadas hemos tenido que esperar y el tiempo ha llegado. Es el tiempo de decir basta a tanta especulación y falsos modos de vida que se sostienen en el engaño de un estatus inventado. La especulación del suelo y la tierra es una forma de segregación, de racismo y discrimen social. Es un derecho al acceso a la tierra y el suelo, lo contrario es violentar los derechos humanos y atentar contra la democracia. (O)