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El Telégrafo

La justicia tarda, pero llega

16 de julio de 2011

Frente al avance del proceso de cambio que dirige el gobierno de la Revolución Ciudadana, la oposición política  utiliza sus últimos recursos e inventa estrategias para  defender el sistema neoliberal y bloquear las nuevas formas  de institucionalidad  del Estado y el tránsito hacia el  progreso del país y bienestar de los ecuatorianos.

En el transcurso de la era republicana, seleccionaban a los  magistrados por influencia o como cuota política, según los  convenios electorales. Hoy se inicia o se inaugura la  independencia de la Función Judicial con la firme  convicción  de que la ciudadanía comenzará a confiar en la justicia en su contenido y dimensión.

En el colmo de la petulancia, los que se creían dueños  de las cortes, hasta hace poco rato, proclamaban: “Somos la  primera función del Estado. Estamos sobre las funciones Legislativa, Electoral y sobre la mismísima Presidencia  de la República”. Ahora la derecha y sus aliados,  reacios a perder sus privilegios y tras la derrota electoral, se empecinaron, mediante impugnaciones sin sustento, en obstruir la oficialización de los resultados de la consulta y referendo, para  así frenar la reestructuración de la justicia.

La representante del movimiento RED no pudo  ocultar sus fallidos propósitos, al admitir que  no  se iban a cambiar los resultados electorales,  pero para justificar su desacierto argumentó  que lo hacía obligada para cumplir con el  proceso. No olvidemos que la justicia tarda,  pero llega. Aseguraba Napoleón: “Hay ladrones  a los que no se castiga, pero nos roban  lo más preciado: el tiempo”.

El régimen del Socialismo Siglo XXI está convencido de que para mejorar la administración pública deben  prevalecer la verdad y la justicia. El infractor de cualquier  nivel social, con una renovada función judicial, no se librará de su respectivo juzgamiento. Pasará a la historia  la impunidad o burla de la justicia. Con la aplicación  de la ley, en su vastedad, los ecuatorianos recuperan su  confianza en la justicia, reguladora como norma de  convivencia.

Cubiertas  todas  las instancias del proceso de la consulta  y referendo, se da paso a la inmediata disolución  del controvertido Consejo de la Judicatura y a la  integración del Consejo tripartito que  asumirá el histórico mandato de reestructurar el arcaico sistema  de justicia en el Ecuador. La administración  de justicia de excelencia se vuelve un imperativo para imponer  orden, seguridad y confianza.

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