Ecuador, situado en la franja tropical del planeta, sobre la línea ecuatorial, atravesada por la cordillera andina con montañas que sobrepasan los 8.000 msnm (metros sobre el nivel del mar), tiene un relieve muy particular determinando su topografía una extraordinaria variabilidad climática, la cual permite en cortas distancias la presencia de características ambientales expresadas en las vegetaciones similares a las que encontramos separadas por largas distancias en las zonas de vida que van desde el centro del planeta hasta la región polar.
Características que en los trópicos están representadas en sus pisos climáticos, cuyas fajas altitudinales presenta la vegetación que va desde los desiertos hasta las nieves permanentes, pasando por los manglares, sabanas, bosque tropical seco y húmedo, subtropical zona montañosa y las condiciones atmosféricas excepcionales que en Ecuador tenemos en los valles interandinos. Lo cual permite una amplia diversidad de oferta de productos agrícolas y científicamente constituye un laboratorio ambiental-biológico único para la investigación científica del aprovechamiento de los recursos naturales, evitando su depredación, objetivo de las ciencias agrarias.
Este escenario geográfico de Ecuador, con zonas como la Cuenca del Guayas, representativo de la variabilidad climática de los trópicos, donde están representadas cercanos todos los pisos climáticos de la Tierra, constituyen condiciones óptimas para el establecimiento de instituciones de investigación ambiental en esta región del planeta, poco estudiada y considerada como el último reducto de aprovisionamiento de recursos agrícolas para la humanidad.
Los responsables de turno de la dirección del país, lo han venido definiendo como de vocación ‘agrícola’, considerando la variabilidad de la oferta de su producción y en reconocimiento a la actividad que históricamente ha constituido la base económica de su desarrollo hasta la década del 70 del siglo pasado, en la cual se inicia la explotación petrolera.
Esta realidad, favorable a nuestros intereses, no ha sido suficiente para que la Academia realice esfuerzos para la investigación científica ambiental para el aprovechamiento sostenible de los recursos naturales renovables dentro de las condiciones extraordinarias que tiene la región, las cuales es necesario preservarlas evitando su depredación mediante técnicas introducidas altamente contaminantes de nuestro medio ambiente.
Los principios científicos son ecuménicos, pero las técnicas de aplicación de estos conocimientos científicos siempre tienen intereses y sus prácticas de operación orientación política.
En nuestro caso, tanto la investigación como la capacitación han tenido como objetivo primario el interés no declarado, pero expresado en los términos de comercialización de las transnacionales y de los mercados de destino. Obtener la mayor producción con el menor coste financiero posible de los productos, obtenidos con el esfuerzo de nuestra mano de obra y bajo valor que damos a nuestros recursos naturales. (O)