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El Telégrafo
Ximena Ortiz Crespo

La investigación como motor del desarrollo

15 de julio de 2023

Las investigaciones científicas en el Ecuador han crecido y eso son excelentes noticias: las universidades ecuatorianas han mejorado sustantivamente su capacidad de producción académica. La nueva generación tiene ya investigadores/as sesudos/as y las universidades están dando todo su apoyo para que pueden realizar su trabajo. Sin duda, las políticas públicas emitida por las instituciones que rigen la Educación Superior, –entre ellas la obligatoriedad de tener un porcentaje importante de profesores con PhDs–, han contribuido importantemente al crecimiento sostenido de la investigación. Así lo reconocen las unidades rectoras de la investigación en las universidades, pero añaden que es necesario profundizar esas políticas. 

Pero ¿qué significado tiene para el país el incremento de la investigación científica? La Organización Internacional para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) –que trabaja para la institucionalización de las políticas públicas– afirma que los avances científicos y los cambios tecnológico son importantes impulsores del desempeño económico de un país. La OCDE destaca que los avances científicos y los cambios tecnológicos son fundamentales para mejorar la productividad y la competitividad de las economías. La adopción de tecnologías innovadoras y la aplicación de conocimientos científicos en la producción y los procesos empresariales pueden generar mejoras significativas en la eficiencia y la calidad, lo que a su vez impulsa el crecimiento económico. 

Para las universidades, las investigaciones que se realizan en su Facultades e Institutos de Investigación son esenciales para conseguir un nivel destacado en el ojo público local y en los rankings mundiales: el nivel que alcanzan depende de la cantidad y calidad de las publicaciones. Pero, los investigadores a menudo se enfrentan a una serie de desafíos que obstaculizan su trabajo y el impacto que logran. Algunos problemas comunes con los que se enfrentan son, en primer lugar, la falta de recursos financieros incluyendo fondos para equipos, materiales, recolección de datos y viajes a conferencias o establecimiento de colaboraciones internacionales. Además de los recursos financieros, las limitaciones en asignación de tiempo, pueden afectar significativamente la eficiencia y productividad de los científicos. Estos requieren contar con tiempo de dedicación exclusiva para poder dedicarse a analizar datos, experimentar, escribir artículos y mantenerse actualizados sobre los últimos avances en su campo. Afortunadamente, para impulsar la investigación, las políticas nacionales y las disposiciones de las normativas internas de las instituciones de educación superior (IES) se han ido puliendo para establecer más claramente la disponibilidad de presupuestos y la asignación de tiempo adecuado. 

Para mejorar las condiciones de la investigación científica, las IES ecuatorianas por su parte, están haciendo lo posible para instalar infraestructuras de investigación apropiadas, lo que incluye laboratorios y equipos especializados. Por otro lado, para proveer acceso a literatura científica de tal manera que sus investigadores pueden mantenerse actualizados sobre los últimos avances en su campo, las IES han adquirido bases de datos y suscripciones institucionales. Los costos de publicación también han tenido que tomarse en cuenta en sus presupuestos.

Como resultado de estos cambios tan fundamentales, resulta hoy altamente gratificante tener la oportunidad de conocer y tratar a investigadores excepcionales en las universidades ecuatorianas. No se puede dejar de admirar el enorme esfuerzo que dedican a sus actividades de investigación, el poder que tienen de crear ideas y su capacidad inagotable para descubrir e inventar objetos, fórmulas o insumos médicos. Sin duda, los investigadores ecuatorianos están al nivel de los mejores en la esfera global. Conocen la complejidad que conlleva hacer publicaciones en las revistas científicas indexadas de alto impacto que están recogidas en SCOPUS, la mayor base de datos bibliográfica del mundo.

Muchos de los investigadores que conozco se mueven llevados por el impulso de un profundo sentido de curiosidad. Están cuestionando constantemente verdades científicas y buscan respuestas a problemas sin resolver. Ellos manifiestan que es una experiencia gratificante tener la oportunidad de explorar territorios desconocidos, por ello se involucran en temas que les intrigan, sobre todo cuando tienen la libertad de investigar. Los resultados que obtienen tienen la impronta del pensamiento innovador y de la resolución de problemas. Generan enfoques y metodologías novedosas para abordar cuestiones complejas. 

La colaboración, dicen mis colegas investigadores, es un aspecto esencial de la investigación. Es casi obligatorio colaborar con otros científicos, expertos y profesionales de diversos ámbitos. “Esa colaboración no solo mejora la calidad de la investigación, sino que también facilita el intercambio de ideas y perspectivas” dice la Doctora Gabriela y prosigue “Establecer contactos con otros investigadores también abre puertas a nuevas oportunidades y colaboraciones”.

Ser un investigador implica un aprendizaje y un crecimiento personal constantes. Los investigadores deben mantenerse actualizados con los últimos avances en su campo, practicar el pensamiento crítico y perfeccionar sus habilidades. Este aprendizaje continuo no solo mejora su experiencia, sino que también les ayuda a desarrollar habilidades transferibles valiosas, como la resolución de problemas, la comunicación y el pensamiento analítico.

Muchos investigadores se motivan por el deseo de tener un impacto positivo en la sociedad. Su trabajo a menudo aborda problemas del mundo real, como encontrar curas para enfermedades, desarrollar tecnologías sostenibles o comprender fenómenos sociales. La capacidad de contribuir a soluciones y mejorar la vida de las personas es gratificante para ellos y tienen el potencial para crear un impacto significativo en la sociedad, influir en políticas, tecnologías e investigaciones futuras.

Desde la proyección de lo nacional, la capacidad de crear, utilizar y distribuir el conocimiento se convertirá cada vez más en una importante fuente de ventaja competitiva, creación de riqueza y de mejora de la calidad de vida para los ecuatorianos. Con seguridad seguiremos experimentando cambios en donde la academia tendrá un papel aún más profundo en los cambios que requiere el país para crecer, especialmente en los campos de las industrias y los servicios. La ciencia, la tecnología y la innovación son clave para mejorar el desempeño económico y el bienestar social. Una mejor comprensión de estos procesos, llevará a que los gobiernos tengan un papel activo en perfeccionar sus políticas públicas de investigación y en destinar mayores fondos para acelerar el desarrollo del país. 

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