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El Telégrafo

La imagen del Ecuador en vendetta política

19 de julio de 2011

¿Qué hay detrás de la falsa alerta de pánico “dizque” dada por Alemania para que los extranjeros no visiten Ecuador por razones de seguridad?  Seguramente muchas personas vimos y oímos al embajador alemán explicar, sin ambigüedades, que esto no era cierto y que la información había sido sacada de contexto. Ahora que la Cepal dice que la economía ha mejorado y hay buenas perspectivas de crecimiento, quienes no han logrado digerir la pérdida del poder tienen que cambiar de “caballito de batalla” así sea a costa de acabar con la imagen del país. Al Presidente puede molestarle o darle dolor de patria, pero a quienes hacen parte de la cadena del sector turístico les duele el bolsillo y les perjudica seriamente, mientras que para los que desinforman el fin justifica los medios… es como “quitarle un pelo a un gato”.

Guardo mi cédula que dice “ecuatoriana”,  para escribir con mi pasaporte,  el cual muestra que también soy extranjera,  y solamente lo hago para apoyar la indignación que produce el uso mal intencionado de la imagen del Ecuador en el exterior con fines políticos; porque siempre, y en eso soy categórica, he dejado a “mis” turistas en el moderno aeropuerto de Guayaquil sanos y salvos, diciendo que han pasado felices en Ecuador, que es un país divino y que la gente es muy amable, llevan fotos alucinantes, pagan exceso de equipaje por sombreros, artesanías, chocolates y hasta ají de chocho, se llevan la imagen de un país que progresa y así como les gusta Galápagos, la Sierra y el Oriente, así se encantan y sorprenden con Guayaquil  y nuestras playas.

Que tenemos problemas de inseguridad es cierto, son serios y hay que seguir exigiendo resultados a las autoridades, pues a nadie le gusta que le atraquen o le roben en la calle. Acá hay que ser cuidadoso como en muchos países, pero Ecuador no es un lugar peligroso en sí mismo para un turista y, comparativamente hablando, acá no vivimos con la zozobra de una bomba que va a matarnos desprevenidamente, acá hay caminantes ecológicos y no secuestrados caminando por la selva, acá no hay minas antipersonas, no somos xenófobos. Pero si artículos mal intencionados, con información tendenciosa y descontextualizada para desprestigiar a un gobierno, causan daño al país, pues sí… es factible que logren acabar con el crecimiento económico, nos convirtamos en un mal destino y para ese entonces el que desprestigia vivirá feliz en París,  donde tampoco es que puede andar lleno de joyas por Champs Elysées, porque lo atracan como a cualquier vecino.

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