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El Telégrafo

La hambruna y el fracaso de la seguridad alimentaria

01 de agosto de 2011

La erradicación de la pobreza extrema y el hambre fue aprobada como el primer Objetivo de Desarrollo del Milenio (ODM), estableciéndose la seguridad alimentaria la cual existe “cuando todas las personas tienen en todo momento acceso físico y económico a suficientes alimentos inocuos y nutritivos para satisfacer sus necesidades alimenticias y sus preferencias en cuanto a los alimentos, a fin de llevar una vida activa y sana”.

La Declaración del Milenio fue aprobada por 189 países y firmada por 147 jefes de Estado y de Gobierno, lo cual parecía asegurar la cooperación mundial para evitar situaciones dramáticas como las que actualmente soporta la atormentada región del Cuerno del África, donde quince millones de seres humanos están en peligro de muerte, ante la falta de alimentos.

Los observadores de este desastre lo describen como un espectáculo insoportable, para cualquier conciencia humana, mientras que la Sra. Josette Sheeran, responsable del Programa de Alimentación Mundial (PAM) informa de mujeres que deben abandonar sobre el camino del exilio a los niños más débiles para salvar al más fuerte.

El llamado Cuerno de África no es una región aislada del África Oriental, está ubicado en donde confluye el mar Rojo con el océano Índico y tienen representaciones las principales potencias del mundo. Sin embargo la ayuda indispensable que necesita para amenguar la actual catástrofe no llega oportunamente.

La reunión urgente de la FAO para buscar soluciones a esta hecatombe ha dado resultados de dudoso efecto inmediato.

Las consecuencias del fenómeno de la actual sequía son atribuidas a los cambios climáticos que son  analizados por los académicos en cómodas instalaciones sin establecer soluciones. La tardanza de la comunidad mundial para responder a estas trágicas circunstancias ha resultado en el aumento del valor de los cereales en casi tres veces.

Esta tragedia constituye una lección que debemos asumir manteniendo reservas para afrontar consecuencias similares y, sobre todo, entender que la solución de la seguridad alimentaria pasa primordialmente por la organización y apoyo de los pequeños agricultores, pues ellos han sido los que históricamente han mantenido la canasta básica de nuestra sociedad, y teniendo nuestro país los suficientes recursos hídricos, se debe facilitar su aprovechamiento para evitar tragedias como la descrita y más bien ser parte de la solución de la hambruna que amenaza a la humanidad.

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