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El Telégrafo

La foto de la izquierda

31 de agosto de 2011

¿Aquel maleficio contra la izquierda, de que solo se reproduce como las amebas (dividiéndose), estará por
desaparecer? Lo dudo. Y a pesar de ello, ahora la gran sorpresa es que las izquierdas, así multiplicadas, han encontrado un enemigo común, que también lo es de la derecha nebotcista y del populismo gutierrista: Rafael Correa. Por lo tanto, este personaje y fenómeno político ha sido el único que las puede unir y colocar en el anhelo legendario: llegar con un candidato y lista únicos para las próximas elecciones.

Los historiadores dirán que ni Febres-Cordero las pudo unir. Ya han pasado 20 y pico de años desde que intentaron hacerlo bajo la figura de Frank Vargas Pazzos y todo se desvaneció en una linda foto. Y desde esa fecha a la presente no hubo otro intento. Incluso, ni en  2006, cuando Correa acudió a Pujilí a proponer una alianza con Pachakutik, se pudo. En ese momento Auki Tituaña se opuso porque se consideraba tan presidenciable como Roldós y Alvarito.

La pregunta de rigor es si esas izquierdas se unen ahora para acabar con el capitalismo, proponer otro modelo de vida o solo para derrocar al gobernante de turno. Si por antonomasia la izquierda aspira a sepultar al capitalismo, lo lógico sería escuchar una propuesta que reivindique otra ilusión movilizadora para sacar al Ecuador del modelo vigente desde hace más de dos siglos.

¿O será parte de una lucha más larga que debe acabar primero con la piedra en el camino, aunque esta sea de otra izquierda?

Esas izquierdas de ahora, que lucen en otra foto, son explícitamente las que reivindican la independencia de los poderes y el respeto absoluto a la justicia liberal/conservadora/capitalista. Por tanto, ¿esas izquierdas liberales se autocalifican de revolucionarias sin cuestionar el espíritu del modelo de acumulación que impide salir de la pobreza al Ecuador?

Y como dice Slavoj Zizek: “Los izquierdistas liberales rechazan las ‘soluciones de compromiso’ socialdemócratas, quieren una auténtica revolución, pero esquivan el precio real que hay que pagar por ella y, así, prefieren adoptar la actitud de un alma bella y mantener sus manos limpias”.

Esas izquierdas que citan a Boaventura de Sousa Santos se olvidan de una sus máximas: “El Estado es un animal extraño, mitad ángel, mitad monstruo, pero sin él muchos otros monstruos andarían sueltos, insaciables en busca de ángeles indefensos. Mejor Estado, siempre; menos Estado, nunca”.

Ojalá esa foto de la unidad de las izquierdas supere la imagen y no sea solo otro intento fallido para sembrar un terreno fértil para la derecha.

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