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El Telégrafo

La FAO y la promoción de la seguridad alimentaria universal

20 de junio de 2011

Todavía hay mucho por hacer para garantizar la seguridad alimentaria mundial y eso pasa, necesariamente, por la reforma y el fortalecimiento de la FAO y la consolidación de prácticas agrícolas socialmente incluyentes y ambientalmente sustentables, especialmente de la agricultura familiar. Para eso, se ha vuelto necesario potenciar el papel de las instancias nacionales y garantizar una gestión más descentralizada que permita más protagonismo a los países, especialmente a los países en desarrollo.

La FAO debe asumir el desafío de la erradicación total del hambre en el mundo con acciones efectivas,  invirtiendo en los recursos destinados a la promoción del desarrollo rural sustentable, en la intensificación de la cooperación Sur-Sur y del intercambio y la solidaridad entre las naciones. Es vital fortalecer la agricultura familiar y las políticas públicas para que los agricultores permanezcan en el campo; mejorar la infraestructura productiva; crear oportunidades de acceso al crédito y a la asistencia técnica y a la extensión rural de calidad para producir y comercializar los productos.

Es urgente reconocer la función de los pequeños y medianos  productores como guardianes de la biodiversidad, de la integridad de los paisajes rurales y de la seguridad alimentaria.

José Graziano da Silva ya demostró que reúne las condiciones para conducir esta tarea. Como subdirector general de la FAO y representante regional por América Latina y el  Caribe, estuvo al frente de la Iniciativa América Latina y Caribe sin Hambre, por medio de la cual los países de la región fueron los primeros en el mundo en asumir el compromiso de erradicar el hambre antes de 2025. También fue figura central del proceso de articulación entre la FAO y las agencias del Sistema de las Naciones Unidas, como CEPAL, PNUD y la OIT, y organismos internacionales, como el IICA y la OEA. La trayectoria de Graziano fue pautada por acciones volcadas al desarrollo rural y a la lucha contra el hambre. Un ejemplo: las exitosas políticas de combate al hambre y a la desnutrición desarrolladas a partir del 2003 en el Brasil. Fue Graziano quien coordinó la elaboración del "Hambre Cero", programa que, en cinco años, posibilitó que 24 millones de brasileños dejaran la condición de pobreza y que redujo en un 25% la desnutrición en el país usando apenas un 0,5% del PIB brasileño.

*Ignacy Sachs, Director de Estudios honorario, École dês Hautes Études en Sciences Sociales, París.

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