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El Telégrafo
Alfredo Vera

La fanesca fracasada

05 de julio de 2016

El anuncio fue dado a conocer por el propio Jaime Nebot, en su condición de dueño del PSC y líder de la derecha ultracavernaria, en el sentido de que se postule a Cynthia Viteri como la candidata de la alianza política llamada Unidad, entre otros aspirantes de las restantes fuerzas, como la seleccionada única a la candidatura a la Presidencia de la República para las elecciones de 2017, sin esperar ni tomar en cuenta la opinión de las otras entidades que integran el ejemplo típico de politiquería, que muchos han llamado ‘fanesca’, por la cantidad de granos diferentes que conforman este plato típico de la Sierra ecuatoriana.

Como esos granos del plato criollo, así de diversas y antagónicas son las fuerzas que conforman esa entelequia que los oportunistas y ambiciosos de una cuota de poder denominan Unidad, en el supuesto de que allí va a recaer el conjunto de grupúsculos que pululan en la vida pública de la nación. Ellos no tienen definida cuál es su ideología, qué proponen, con qué argumentos económicos, sociales, culturales van a desarrollar sus planes de gobierno, con los que, supuestamente, van a conquistar el voto ciudadano, para jugar un papel que los salve del ridículo, aunque ya, de antemano, están condenados al fracaso.

Por eso es que, de inicio, se vislumbró que cada uno de ellos iba a pretender acarrear el agua a su molino, sin importarles, en  absoluto, lo que piensan -si es que piensan- los demás.

Y ya apareció el primer desertor, Paúl Carrasco, que repite su hazaña porque así se alejó antes de la Izquierda Democrática, traicionando una supuesta lealtad a sus principios que no fue otra cosa que buscar el escalón para trepar a una posición oportunista, en su visión de lo que es una carrera política.

Aparecerán los demás, y cada uno presentará sus razones para seguir el mismo camino hasta demostrar que la famosa agrupación solo era una expresión para buscar acomodo y ver quién es más hábil para embaucar al país, por su desaforada pasión para llegar al poder.

¿Cuál será la explicación que intentará dar Ramiro González para justificar cómo pasó de militar en la ID y a través de ella alcanzar la Prefectura de Pichincha, de allí pasar al IESS, luego al Ministerio de Industrias y aprovechar la coyuntura para formar su grupo Avanza y terminar sentado al lado de Nebot, de quien, supuestamente, era su contradictor ideológico?

Organizaciones que, se suponía, no serían parte de este ensayo de fanesca, con la falsa cantaleta de rescatar al país, a las víctimas del autoritarismo; poco a poco fueron encontrando el camino para esgrimir sus particulares argumentos e incorporarse a esa estructura de manipulación política, para, finalmente, correr como las cucarachas, cuando se enciende la luz en alguna habitación a oscuras, sin llegar a concretar nada a través de sus balbuceos mediocres y proponer la solución a los problemas, cuando todo ya está casi hecho, por el actual régimen, sin tanto lloriqueo ni alharaca.

Esa perorata de que desean encontrar la forma de redimir al país se repetirá con cada uno de ellos hasta cerrar el circuito de sus integrantes y el país entero podrá constatar cuál ha sido el destino de esta iniciativa que terminó siendo una farsa, como se diría: una fanesca fracasada. (O)

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