Es preciso diferenciar, entre saber usar la computadora y saber computación. En la actualidad la mayoría de instituciones educativas de enseñanza básica, media y de bachillerato, solo se enseña a utilizar procesadores de texto, hojas de cálculo, elaboración de presentaciones, navegación por internet, manejo del correo electrónico, edición de imagen y sonido, entre otras.
Todas estas herramientas pertenecen a las Tecnologías de la Información y de la Comunicación (TICS), por lo tanto; son válidas para la elaboración de actividades de aprendizaje y fomentar el desarrollo de las competencias digitales. Sin embargo, estas tecnologías son solo instrumentos pasivos, convirtiendo a los estudiantes en usuarios de las herramientas.
Desde este punto de vista, las TICS, debe reconvertirse su utilización para lograr el tan anhelado aprendizaje significativo. La Organización de Estados Iberoamericanos (OEI), manifiesta que “el saber computación implica mucho más que saber manejar las herramientas TICS, esta conocer cómo son diseñados y programados” con el fin de crear tecnología y no quedarnos solo en consumidores pasivos.
El enseñar programación desde la escuela, significa desarrollar nuevas formas de razonar, en la búsqueda de soluciones a los problemas. Teniendo en cuenta, que cada vez la sociedad exige de la existencia de personas que piensen de manera creativa; por ejemplo, la robótica como medio para inventar soluciones innovadoras.
Estos conocimientos permiten desarrollar múltiples habilidades y competencias, y que perdure para toda la vida y que les permitirá aplicarlos en diferentes áreas del conocimiento, de esta manera que permita potenciar la creatividad y la lógica. Del mismo modo que se enseña física, no con el fin de formar físicos, sino porque vivimos gobernados por sistemas físicos.
En conclusión, la enseñanza de la programación desde edades tempranas, es la ventana actual de un mundo tecnológico, donde la computación está en todas partes, en la tarea de aprender y resolver problemas a grandes escalas.