La erosión es la pérdida de la capa superficial del suelo. En el artículo anterior indicábamos que para formarse esta capa en los suelos llamados genéticos, a partir de los materiales de la llamada roca madre, tardaba hasta mil años alcanzar un centímetro de espesor, por esta razón se considera al recurso suelo como no renovable.
Entre los agentes que originan la erosión de los suelos, tenemos los antrópicos y los naturales, como la circulación de agua o hielo, el viento o los cambios térmicos.
Los efectos perjudiciales causados por la erosión y que periódicamente en nuestro país son noticia, tenemos la presencia de eventos adversos como son: inundaciones, derrumbes y acumulaciones excesivas de sedimentos en los cursos inferiores de los ríos, los cuales son lesivos para la vida y economía de los habitantes de las cuencas bajas de sus ríos.
Un ejemplo reiterativo de estas consecuencias lo tenemos en la cuenca del río Guayas, zona con la mayor producción agrícola del país, en la cual, en 2008, se informa sobre la inundación de 239.000 hectáreas, de las cuales el 54% es altamente susceptible a las consecuencia de la sedimentación de los cauces de los ríos por el material producido por deforestación de las cabeceras de los ríos ocasionada por intervenciones antrópicas en terrenos con pendientes exageradas.
En 2012, la Secretaría Nacional de Planificación y Desarrollo (Senplades) participó en el panel ‘Avances, desafíos y acuerdos para la gestión de riesgos’, donde informó que los costos globales de las pérdidas por inundaciones establecidos por un estudio realizado por la institución para el temporal invernal del año indicado, determina que la cifra ascendió a 237,9 millones de dólares, de los cuales el sector agropecuario es el que reporta mayores pérdidas con 93,5 millones, seguido del sector vivienda, con 34 millones. Si bien los perjuicios indicados son temporales en las zonas de influencia en los lugares de origen del problema, las pérdidas de los suelos (recurso natural no renovable) es irrecuperable y son testigos indicadores de pobreza permanente y manejo inadecuado del suelo.
Se estima que en Ecuador se pierden anualmente 40.000 hectáreas de suelo arable por causa de la erosión. Investigaciones realizadas por la desaparecida Comisión de Estudios de la Cuenca del Guayas (Cedege) sobre las pérdidas potenciales del suelo por erosión en las cuencas aportantes de los principales ríos de la región, indican que tenían valores entre altos y muy altos, deduciéndose que se perdía por año un promedio de 4.500 hectáreas de suelo superficial, lo que en 10 años representaría una superficie igual a la que ocuparían los proyectos de producción agrícola que se estaban desarrollando.
La erosión del suelo se califica como un desastre insidioso, provocado por el hombre, que se desarrolla gradualmente. En muchos lugares ni siquiera se lo reconoce como tal. El suelo desaparece silenciosamente, aguacero tras aguacero, en incrementos tan pequeños que apenas se observa el proceso que, después, será irreparable. (O)