El modo de vida humano basado en sistemas energéticos naturales musculares, pasaron a depender en el siglo XIX de tecnologías físico - químicas, que funcionaban con vapor obtenido de la quema de carbón. Poco después se empezó a usar el petróleo y últimamente las fuentes hídricas y tecnologías solares, que requieren recursos minerales e igualmente provocan efectos graves en los entornos naturales.
Al menos desde la primera revolución industrial la energía ha sido requerida para producir mercancía en parte innecesaria, destinada a crear ganancia transformada en bienes materiales y en números informáticos que nosotros le damos valor de dinero. Por lo tanto, parte de la energía termina siendo número escrito o basura. Si el mundo se pusiera de acuerdo, podríamos gastar menos energía, contaminar menos y vivir mejor, pero eso parece imposible, porque impactaría en el mercado mundial, fe que mueve al mundo.
En el contexto mundial de la crisis energética, Ecuador decidirá por medio de una consulta popular, si el petróleo del bloque ITT que se encuentra en el área protegida del Yasuní (Amazonia) se dejará bajo tierra con el fin de proteger la extraordinaria biodiversidad o incluso como reserva para prender la última vela. Eso significaría menos ingresos para nuestro país dolarizado y dependiente del negocio petrolero, que históricamente ha sido mal administrado. La sustitución de ingresos por el turismo también provocaría impacto en la gran reserva natural. La penetración de grupos irregulares para explotar la minería sería el peor escenario. La compensación mundial por la conservación podría ser una salida momentánea, aunque el dinero que vendría derivaría de la producción en algún punto, también contaminante.
La consulta sobre el Yasuní produce un problema de conciencia derivada por la tensión entre la ética ecológica y la pragmática económica. Cualquiera fuere el resultado, el Ecuador está abocado a salir de la economía petrolera, fuere porque se acabarán sus reservas, fuere porque hay una migración a otras fuentes energéticas, o fuere porque finalmente el mundo se verá abocado a disminuir la producción innecesaria y vivir con menos derroche energético. En realidad, la consulta está preguntando si nos adelantamos en el ensayo de la transición o esperamos la crisis final. El asunto de fondo es cambiar el modo de vida desmesurado.