Una vez que las primeras vacunas contra la Covid-19 fueron descubiertas luego de una intensa investigación científica se empezaron a administrar las primeras dosis principalmente en los países desarrollados. En febrero de 2021 un informe de la Organización de Naciones Unidas fue contundente: apenas 10 países concentraron el 75% de las vacunas, mientras que cerca de 130 países aún no recibían ninguna dosis.
Aunque al ser de interés mundial las vacunas deberían estar disponibles de forma equitativa, rápida y económica, la vacuna se ha convertido en un símbolo de poder sin que exista una política global para su distribución, constituyendo una estrategia diplomática y una herramienta de soft power de influencia geopolítica.
En 2020, Estados Unidos había iniciado la operación Ward Speed para la investigación de la vacuna concentrando esfuerzos financieros y científicos para el efecto. A pesar de que esta fue oportunamente anunciada luego de que Trump perdió las elecciones se dispuso una orden para que la vacuna sea distribuida a nivel local antes que en otros países. Por su parte, China optó por que la distribución de las vacunas sea un eje central de sus relaciones internacionales, no solo para mejorar su imagen internacional; sino también, como parte de su influencia mundial. En el caso de Rusia, la Sputnik (llamada así en honor al primer satélite con el cual Rusia salió a la carrera espacial en 1957) ha ido ganando espacio en los países de América Latina y ciertas zonas de Europa en un momento crucial para la vacunación.
Mientras China y Rusia han suministrado desde hace varios meses sus vacunas al Sur Global guiados principalmente por su política exterior y asegurando así esferas de influencia; Estados Unidos ha priorizado que su vacuna sea aplicada a nivel nacional. Cabe mencionar que en días anteriores Estados Unidos ha ofrecido 14 millones de dosis a países de America Latina para así aumentar la cobertura mundial de vacunación. Estas acciones de los países tienen connotaciones geopolíticas donde el soft power es crucial en un mundo multipolar que estaría también disputando el poder en torno a las vacunas.