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El Telégrafo
Julio René Sotelo

La desigualdad crece en el mundo

31 de enero de 2018

El pasado lunes la directora del Fondo Monetario Internacional (FMI), Christine Lagarde, sostuvo que está previsto que el crecimiento de la economía mundial para 2018 sea de 3,9%. Sin embargo, la propia directora general del FMI reconoció que “hay todavía demasiada gente que se queda fuera de la recuperación y de la aceleración del crecimiento”, de lo que se deduce que el crecimiento sostenido de la economía mundial no se correlaciona con el ascenso social de la población. Un informe publicado la semana pasada por la ONG, Oxfam-Intermón en España, destacó que el crecimiento económico solo está beneficiando a los que más tienen, ocho personas poseen la misma riqueza que la mitad más pobre de la población: 3.600 millones de personas.

Actualmente el mundo está inmerso en una sostenida crisis de desigualdad. El 1% de la población, durante 2017, acumuló el 82% de la riqueza generada en el planeta. Según el citado informe, el 50% de la población mundial no se benefició para nada con el crecimiento que experimentó la economía mundial el año pasado. La tendencia de esta concentración de la riqueza en pocas manos es similar en nuestra zona. En América Latina y el Caribe, en 2017 el 10% más rico de la población concentraba el 68% de la riqueza total, mientras que el 50% más pobre solo accedía al 3,5%.

Creo que es necesario volver al camino de pensar en la dignidad humana y ocuparse de buscar acciones que tiendan a lograr el equilibrio entre el inmenso y casi sin control poderío del capital y los sectores más vulnerables, y que cada vez lo son más. El respeto por el trabajo, su pago digno y el balance con el capital es a lo que debemos aspirar para tener un mundo mejor.

“Las personas están listas para un cambio. Quieren que los trabajadores y trabajadoras reciban un salario digno, que las grandes empresas y los más ricos paguen más impuestos, que las mujeres trabajadoras disfruten de los mismos derechos que los hombres trabajadores, y que se impongan límites al poder y la riqueza en manos de unos pocos. Quieren ver acciones” (Oxfam, Premiar el trabajo y no la riqueza, enero de 2018). (O)

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