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El Telégrafo
Andrés Campaña Remache

La deriva de la seguridad social

01 de agosto de 2022

Resulta cansino, pero vale repetir una vez más que una de las instituciones más importantes del país y de un Estado de bienestar es la seguridad social. También, resulta repetitivo señalar que la seguridad social en el Ecuador está atravesando una enorme crisis.

Con corte a diciembre de 2018, el Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS), en forma conjunta con la Organización Internacional del Trabajo (OIT), transparentó la situación económica tanto de su fondo de invalidez, vejez y muerte (fondo de pensiones) así como de su fondo del seguro de salud familiar e individual. Las conclusiones eran dramáticas: sin correctivos, ambos fondos a la vuelta de la esquina tendrían mayores gastos que ingresos.

El Gobierno de Lenin Moreno terminó sin ningún progreso en cuanto a la seguridad social. El recién electo presidente de la República Guillermo Lasso ofreció priorizar la atención de la crisis. Hasta el vicepresidente de la República Alfredo Borrero paseó de hospital en hospital constatando la falta de personal y el desabastecimiento de medicamentos e insumos médicos.

Han transcurrido 14 meses y el Gobierno poco o nada ha resuelto. En este tiempo, tres veces ha cambiado el presidente del Consejo Directivo del IESS mientras permanecen inamovibles los representantes de asegurados y empleadores prorrogados en funciones desde hace 10 años.

El proyecto de ley que, con sus bemoles, viabilizaba la elección del máximo órgano de gobierno del IESS fue objetado totalmente por Guillermo Lasso y, pese a haber transcurrido más de un año, la Asamblea Nacional no le ha ratificado ni le ha archivado.

En su momento, Francisco Cepeda anunció que, en abril, el Ejecutivo presentaría una propuesta de reforma a la seguridad social. Tras varias críticas, este proyecto nunca vio la luz.

Por acción y por omisión, la crisis es cada vez más grave y la seguridad social permanece a la deriva. Más allá de los problemas en la institucionalidad y en la sostenibilidad del sistema, la cuestión son millones de usuarios que están jugándose la vida.

Si hace un año atrás, el desabastecimiento de medicamentos e insumos médicos era preocupante, hoy es catastrófico. Si antes había médicos sin instrumentos para trabajar, hoy no hay personal sanitario. Si antes era un problema obtener cita, hoy no hay ni call center.

La semana pasada, Flobe Group, el consorcio a cargo del call center del IESS, notificó a la institución que, por la demora en el pago, suspenderá su servicio el próximo 14 de agosto; es decir, el agendamiento de más de 21 millones de atenciones médicas anuales.

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