"Parecería algo tan obvio, pero simplemente aún en Ecuador es inentendible, cumplir la ley debería ser la regla, lo evidente, lo normal, pero es la excepción. Ejemplo de esto un país que aplaude a una fiscal general que ha descubierto que, quién imparte justicia, ha vendido su deber de ser justo al mejor postor. La justicia, en Ecuador, es injusta.
Para esto, grandes esfuerzos se han presentado por parte de todo el sistema público, mismos que nos llevan a una misma y aburrida conclusión: tenemos que reformar el Código Orgánico Integral Penal, tantas veces cuantas exista una nueva implosión. Sin embargo, el corrupto siempre es más rápido, y mientras se piensa en la reforma y debate, el caradura ya está planeando su nueva forma de esquivar la regulación por venir.
¿Entonces dónde está la solución? Puedo decirlo, sin lugar a dudas, que una luz ha salido por parte de la academia y me atrevo a revelarla para que sea escuchada por la mayor cantidad de personas en este país: Ecuador tiene una cultura de corrupción y esto se cambia con la cultura de legalidad.
Y todos leerán y se asombrarán vistiéndose de sus ropas blancas y pulcras, señalando que no son los culpables. Debemos enfrentar la realidad, todos somos culpables y nadie se salva, la cultura de corrupción está hasta en la sopa.
Las reformas de este país, si deben cambiar la perspectiva de la cultura propia de la nación, deben enfocarse en promover, premiar y pagar al ciudadano que ha cambiado su cimiento y ahora abraza la ley y la defiende, como lo haría con su propia madre. Para esto, en mi opinión, los incentivos estatales sobre cumplimiento desde lo económico como premiar tributariamente a quien no ha incumplido la norma, es una de las reformas, por el momento la corrupción paga y paga muy bien a sus seguidores.
Usted, como comprador, también haga su parte e investigue si los productos de su casa son hechos por empresas sin casos de corrupción, comprar al cumplido también es parte del cambio, y el Estado debe comenzar a prohibir que empresas sentenciadas por actos reñidos con la pulcritud, lucren de dineros estatales.
Si la legalidad no paga, y la corrupción sigue engordando bolsillos, la cultura no será abrazada. Es momento de cambiar y para eso necesitamos de todos dispuestos a cambiar nuestra cultura hacia la legalidad."