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El Telégrafo
Tatiana Hidrovo Quiñónez

La COP26 y la chica de la bicicleta

18 de noviembre de 2021

En coincidencia con la COP26 aparece colgado en la página oficial de Noticias ONU, un video sobre un modo de vida ambientalmente sostenible. En el video no se ven seres humanos, sino dibujos animados. Su nombre es: “Transformando nuestro consumo”.

El relato visual presenta a una mujer joven, agobiada, dentro de un vehículo, rodeada de una ciudad hacinada. Ella decide tomar una bicicleta. Recorre un colorido parque, lleno de pájaros y llega a un supermercado, delante del cual hay un cartel que dice: “2X1. Compra más”. Al fondo se observa humo negro, “smog”.  La joven tiene conciencia, rechaza la baratija y opta por un “mercado urbano”, donde pequeños vendedores ofrecen alimentos no procesados.

La chica de la bicicleta, entre blanca y morena, adquiere las frutas a una mujer algo mayor, quien tiene su puesto en el mercado urbano, rodeado de árboles. En los kioscos lucen carteles que dicen: “Veggie, verduras. Reduce. Recicla. Reutiliza. Renueva”.  Otros lemas dicen: “Frutas deliciosas” y “Salvemos nuestro planeta”. “Uso bolsa reciclaje”. En el mercado abierto, también hay una tienda de libros.

Una escena central del video de la chica de la bicicleta, se desarrolla cuando dentro del mercado urbano un hombre oferta ropa. Entonces nuevamente la conciencia se le activa; ella recuerda que tiene un armario con excesos y rechaza la oferta de la baratija. La trama concluye con una frase implantada sobre montañas dibujadas: “Nuestras decisiones diarias de consumo determinarán qué futuro deseamos vivir. ¿Cuál eliges tú?”.  Al final aparece una información advirtiendo que el video del PNUMA fue producido con el apoyo financiero de la Unión Europea, pero el contenido no refleja el punto de vista de esos países.

Hace pocos días concluyó la conferencia mundial sobre el cambio climático, en Glasgow, Reino Unido, COP26. No hubo acuerdos en torno a reducir las acciones contaminantes, para contener el aumento de la temperatura global a no más de 1,5ºC. y evitar una catástrofe que hipotéticamente extinga la vida en la Tierra. El capitalismo bruto continúa apostando por el incremento de la producción de mercaderías fetiche y fantasmagóricas, explotando irracionalmente los recursos naturales. El capitalismo verde construye el discurso y la imagen del paraíso. Su práctica consiste en impulsar una nueva industria prometiendo la sostenibilidad imposible.

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