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El Telégrafo
Mónica Mancero Acosta

La consulta y el clivaje regional

10 de febrero de 2018

Nuestro país, desde que es tal, ha estado atravesado por escisiones regionales que se expresan en lo que se denomina en ciencia política clivajes regionales. Estos clivajes constituyen divisiones confrontacionales del electorado que derivan eventualmente en conflictos. Históricamente, la llamada cuestión regional se evidenció en la fragmentación de nuestras regiones en Sierra y Costa en el siglo XIX las que, más allá de la abrupta geografía, se dividieron por acciones y omisiones de sus élites políticas.

El municipalismo, el regionalismo, el federalismo y el Estado centralizado constituyeron discusiones apasionadas de nuestras élites para definir la configuración del Estado. El gran desafío desde García Moreno hasta Eloy Alfaro fue la unificación nacional, en términos geográficos y políticos; el ferrocarril constituyó un “abrazo de hierro” para la conexión de las regiones. Muy posteriormente, cuando surge la visibilidad del “mítico” Oriente, el velasquismo logró una relativa base electoral nacional, aunque la región del sur se mantuvo leal a la tendencia conservadora.

Hace una década el correísmo despegó con una base política electoral afincada en la Sierra, pero a lo largo de su prolongado ejercicio de poder se fue modificando, hasta cuando algunos politólogos celebraron el fin del clivaje regional por una supuesta votación nacional de Alianza PAIS. Sin embargo, esta tendencia cambió y el apoyo se fue desplazando hacia la Costa.

Hoy, en la derrota del correísmo en la consulta, se ha advertido un comportamiento electoral diferenciado en la Costa en relación a uno más homogéneo en la Sierra, Amazonía y Galápagos. Si promediamos todas las preguntas de la consulta, observamos que fluctúa el Sí con 80% aproximadamente en la Amazonía, 78% en la región insular, 76% en la Sierra; mientras que en la Costa encontramos un apoyo que desciende vertiginosamente al 62%. Específicamente el No ha ganado en Manabí en las preguntas de tinte político, lo cual muestra una cierta base política del correísmo bastante situada.

Si el correísmo aspiró a ser un movimiento político nacional, hoy evidencia un cercamiento geográfico importante. No obstante, habrá que explicar las razones de este apoyo atípico en Manabí en particular, y de la Costa en general, las cuales seguramente van más allá del terremoto. (O)

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