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El Telégrafo
Andrés Campaña Remache

La consulta popular y la (in) gobernabilidad de Guillermo Lasso

12 de septiembre de 2021

El dilema del presidente Guillermo Lasso es que, por ahora, goza de una alta aprobación de su gestión, fruto del Plan de Vacunación, mientras carece de una mayoría legislativa afín.

La problemática era previsible. En la primera vuelta electoral, Guillermo Lasso no obtuvo ni el 20% de los votos válidos, el Movimiento CREO logró 12 de 137 escaños y, su entonces aliado, el Partido Socialcristiano alcanzó 18 asambleístas.

A contracorriente, Guillermo Lasso ganó la presidencia de la República. Tuvo una inteligente lectura del momento político. Su invitación a un gran encuentro nacional fue exitosa.

Las primeras escaramuzas en el inicio de la gestión de la Asamblea Nacional permitieron viabilizar la elección de sus autoridades; no obstante, el Gobierno perdió a su mayor aliado y, tampoco, tuvo interés en consolidar una mayoría legislativa en torno a grandes objetivos nacionales.

A diferencia de la campaña electoral, Guillermo Lasso prefirió cerrar las puertas a las diversidades políticas y sociales. El presidente de la República ha esquivado el diálogo con las principales organizaciones sociales como la CONAIE o el FUT; y, sus contadas iniciativas legislativas dejan mucho que desear.

La propuesta de reforma a la Ley Orgánica de Comunicación anula a los medios de comunicación públicos y comunitarios; el proyecto de ley reformatoria a la Ley Orgánica de Educación Superior no amplia el acceso, por el contrario, limitando la gratuidad, le restringe; por último, la proforma presupuestaria reduce el financiamiento para la seguridad social y la obra pública, entre otras, a la par que destina casi USD 1000 millones para laudos y sentencias como el caso Perenco.

También, el Gobierno ha anunciado que, en las próximas semanas, remitirá una reforma tributaria y laboral llamada como su movimiento político ¨creando oportunidades¨ dejando entrever cuál sería su corte ideológico.

En este contexto, Guillermo Lasso pretende que, si la Asamblea Nacional no aprueba esas impopulares iniciativas, la alternativa sería un referéndum o un plebiscito.

El éxito en la consulta popular y la gobernabilidad del presidente de la República, aún con la alta aprobación de su gestión, dependerá del contenido de las preguntas. En efecto, el pronunciamiento popular podría relegitimar el Gobierno. Sin embargo, si el contenido busca que el peso de la crisis recaiga sobre la gran mayoría de la población, Guillermo Lasso podría sufrir un importante revés.

Desde el retorno a la democracia, nuestro país vivió once consultas populares. Solo el referéndum de 1995, convocado por Sixto Durán Ballén y Alberto Dahik, pretendió cambiar el sistema económico. En once preguntas, el Gobierno neoliberal propuso libre elección del régimen de seguridad social, penalización de la huelga y limitación a la sindicalización. El Régimen que, pocos meses atrás, había ganado la Guerra del Cenepa, resultó contundentemente derrotado, ante las urnas, en sus impopulares iniciativas constituyéndose en un significativo antecedente a la hora de pensar a la consulta popular como salida a la imposibilidad o el desinterés de acordar grandes objetivos nacionales.

 

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