La conciencia es a la vez, testigo, fiscal y juez, dice la abuela de la casa, sentencia que refiere a la probidad, que es la rectitud a que tiene que ajustarse la conducta humana, y en lo público, la que debe observarse en el ejercicio de funciones.
Y es que esta alocución es oportuna frente a la situación por la que atraviesa el sistema de justicia, cuando ha quedado en evidencia con el caso “metástasis” que ha derivado en otros casos emblemáticos, que el crimen organizado está enquistado en el Estado, de tal suerte que los guardianes de la seguridad ciudadana, se convierten en prontuariados como es el caso del ex general de la Policía Nacional, peón del “patrón” Norero y varios subordinados que estuvieron al servicio de ese poder; poder al que se le abrió las puertas de la Función Judicial, a través del Consejo de la Judicatura, enrostrado en su ex presidente y dos veces condenado.
Prescindamos de la justicia, ya no hace falta, por lo tanto, hay que fortalecer otros mecanismos para solucionar nuestros conflictos me decía tiempo atrás un amigo o recurrir a la justicia por mano propia que es lo que está sucediendo en nuestra patria esquilmada por el poder político, porque el sistema de justicia está en entredicho; son las dos opciones que están en el imaginario social.
La justicia ordinaria, se la ejerce a través de juezas y jueces, quienes en su actuar se sujetan a la Constitución; de ahí que todo ciudadano tiene un derecho esencial, ser juzgado por un juez independiente, imparcial y competente; por lo tanto, es equivocado aquello de que la independencia de los jueces como principio sea un derecho del operador de la justicia o se convierta en una coraza con la que queda blindada la persona del juez, porque bien clara es la norma que dice, que los jueces responden por retardo, negligencia, denegación de justicia o quebrantamiento de la ley; de ahí el error inexcusable y la manifiesta negligencia.
El Consejo de la Judicatura es el órgano de administración, vigilancia y disciplina de la Función Judicial, pero lastimosamente al ser quien que designa jueces y fiscales y al mismo tiempo los sanciona es el causante de la metida de mano en la justicia por el origen de la designación de los vocales que es eminentemente político, con lo cual juez y fiscal se ven atados a cinco vocales, cada uno de ellos con agenda propia, y los ciudadanos vulnerables a la violación del principio de independencia que garantiza el acceso a la justicia como derecho. Urge la reforma constitucional y la sanidad institucional.