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El Telégrafo

La Comunidad de Estados Latinoamericanos…

03 de diciembre de 2011

Ayer y hoy se está decidiendo la formalización de la creación de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac).

Este es el mayor esfuerzo político e histórico por avanzar rápidamente en la integración latinoamericana. Los intentos anteriores fueron saboteados por un desquiciado neoliberalismo que saboteó los esfuerzos de integración regional. Ejemplo es la Comunidad Andina de Naciones (CAN) que desde su creación a mediados de 1960, gradualmente tuvo que enfrentarse a las decisiones de los Estados Unidos, como de las burguesías multinacionales, lo que llevó a que en la práctica la CAN pierda sus objetivos y metas. Fue en nuestro país, en 1987, que el neoliberalismo le dio un golpe de muerte a la CAN. En el llamado Protocolo de Quito se flexibilizaron los mecanismos base del Acuerdo de Cartagena.

Se pasó de una búsqueda de integración multinivel a una reducida al aperturismo del mercado, centrado en el impulso comercial y financiero; dejando de lado la integración política-social y cultural. De esa fecha hasta ahora hemos visto que la Comunidad Andina ha perdido su horizonte.

Por el otro lado, el Mercosur   fue directo en buscar un arancel externo común, políticas comerciales comunes, como políticas macroeconómicas. Pero su debilidad radica en que se centra en dinamizar sectores industriales y agropecuarios, lo que trajo que países como Paraguay y Uruguay giren en relación de dependencia de las economías del Brasil y Argentina. De este conjunto de experiencias y desde el llamado giro a la izquierda en América Latina, se han venido fraguando iniciativas, de las cuales Ecuador es uno de sus mejores impulsores, por reorientar políticamente el significado de la unidad latinoamericana. Y los hechos son definitorios, se fundó la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), la cual se marcó como objetivo: “Construir una identidad y ciudadanía suramericana y desarrollar un espacio regional integrado”; es decir, no tiene como eje el mero mercantilismo, sino la integración a todo nivel.

Es la Unasur el corazón de la Celac,  ya que direcciona política e ideológicamente los ámbitos de acción: cultural, social, económico, político, educación, energía, infraestructura, financiación, medio ambiente, etc. La Unasur  es la garante de que la Celac no pierda su rumbo, porque es claro que Estados Unidos ha perdido y seguirá perdiendo influencia en la región, pero claro, desplegará los instrumentos necesarios para afectar directa o indirectamente las decisiones de la Celac, la cual reunirá una población que supera los 550 millones de personas en más de 20 millones de kilómetros cuadrados, con reservas monetarias que superan los 600 mil millones de dólares. Es el fin de la infame Doctrina Monroe (1823) y su perversa “América para los americanos”. Es la hora de Latinoamérica para los latinoamericanos.

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