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El Telégrafo
Rebeca Villota

La comunicación al poder

17 de julio de 2022

No habían pasado nueve días desde que recibí la visita de Leonardo “Pipo” Laso para entregarme su libro “La comunicación al poder, Manual para rescatar la democracia”, cuando el mismísimo Pipo había sido designado secretario nacional de Comunicación.

Difícil tarea que se le ha encomendado al experto comunicador político, por muchos motivos. Uno de ellos, me parece, será lidiar con un presidente que cambia de opinión, sobre distintos temas, con mucha rapidez. En la práctica, ello quiere decir que, muchas veces se anuncia una cosa y se hace otra. Aquello sumado a la falta de una clara estrategia de comunicación, resta credibilidad al gobierno.

En su libro Pipo Laso afirma que los gobiernos pierden apoyo por no saber comunicar. Fundamenta su afirmación en los datos del Latinobarómetro, realizado durante los años 2020 y 2021, en 18 países de América latina, que revelan que cada vez hay más ciudadanos insatisfechos con la democracia. Esta insatisfacción está directamente relacionada con cómo responden los gobiernos a las demandas de los ciudadanos más que, con el régimen político que nos gobierna. Pues bien, Pipo plantea en su libro un manual para hacer comunicación para una democracia sostenible. Me parece interesante, en este sentido, el planteamiento de una comunicación horizontal con liderazgos compartidos que debatan ideas. Si esto es lo que Pipo quiere hacer, pues habrá que sacar al ruedo a decenas de ministros y funcionarios, que, escondidos tras los directores de comunicación, no aceptan entrevistas, más allá de las pactadas con los periodistas y medios de confianza.

La comunicación debe tomar en cuenta a otro tipo de públicos más informales, que se comunican por internet y redes sociales.  Pipo deberá enseñar a los viejos políticos, trabajando en el gobierno, que hay que sintonizar con las formas y lenguajes de las nuevas generaciones, muchas sin militancias, ni ideologías, solo preocupadas de que se solucionen los problemas de la gente.

La gravedad del momento histórico que vivimos exige líderes dispuestos a trabajar con urgencia, escuchar  y comunicar con eficiencia y oportunidad para hacer sostenible la democracia.

“Aquí está el manual, ahora hay que aplicarlo”, dice Pipo, en la última página de su libro. El experto que hoy habita cerca al poder debe hacerlo, de su trabajo quizás depende  la democracia ecuatoriana.

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