Las civilizaciones del Nuevo Mundo tenían un conjunto de conocimientos sobre el medio ambiente que aplicaban eficazmente para el aprovechamiento sustentable de los recursos naturales renovables (RNR). Las huellas de estos procedimientos están en los andenes de las laderas andinas, en la construcción de camellones para el manejo de los excesos del agua en los trópicos húmedos y albarradas para el control del déficit de agua en las zonas secas del bosque tropical.
El 12 de octubre, de 1492. Después de 36 días de viaje azaroso, las naves españolas dirigidas por Cristóbal Colón llegaron a una isla del Nuevo Mundo, conocida por los nativos como Guanahani, que Colón rebautizó con el nombre de San Salvador. Esta isla está situada en el archipiélago de las Bahamas.
El descubrimiento del nuevo continente es reconocido como uno de los eventos fundamentales de la historia universal representando el encuentro de dos mundos que, evolucionando separados, cambian el rumbo de la historia. Colón, en su primer viaje, desembarcó en las islas: Cuba, a la que llamó Juana, y en la denominada Española, en la cual, el 25 de diciembre de 1492, se hundió la nave Santa María. Sus restos fueron usados para construir el fuerte de La Navidad, constituyendo el primer asentamiento español en América.
Los españoles, primeros visitantes de esta isla, donde están ubicadas República Dominicana y Haití, la calificaron como paraíso. Actualmente, el paraíso ha desaparecido y tenemos Haití, uno de los países más pobres del mundo, como ejemplo de la conquista, que se caracterizó por la depredación de sus RNR y la intervención abrumadora de los conquistadores sobre la organizaciones aborígenes, dando como consecuencia el colapso demográfico de la población indígena, la cual tuvo que ser suplantada para la explotación de sus RNR por mano de obra africana, trasladada como esclavos, dando como consecuencia uno de los sistemas de tráfico y explotación más vergonzosos de los humanos.
Las técnicas y conocimientos para el aprovechamiento sostenible de los RNR, empleados por las civilizaciones del Nuevo Mundo, se eclipsaron sustituidos por los introducidos por el colonizador (invasivos y depredadores) para obtener la mayor producción al menor coste posible convirtiendo a los países tropicales en exportadores de bienes primarios sin el justo valor con los cuales obtiene la metrópoli el desarrollo.
En la primera época del coloniaje las elementales herramientas y transportes de poca capacidad constituyeron un límite para controlar el agotamiento de los recursos hasta la Revolución Industrial, cuya primera etapa se inicia a mediados del siglo XVIII, en la cual la energía procedente de combustibles fósiles permitieron la utilización de herramientas y transportes de mayor capacidad de intervención, lo cual aumentó la magnitud de la devastación de los trópicos y diferencias económicas entre pueblos.
A esta situación que arrastramos quinientos años no ha respondido con soluciones positivas la academia de los trópicos. (O)