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El Telégrafo
Víctor Mendoza Andrade

La ciencia de los trópicos del Nuevo Mundo y la sustentabilidad

03 de noviembre de 2015

En la época prehispánica del Nuevo Mundo no solamente la zona montañosa andina fue escenario del aprovechamiento sustentable de los recursos naturales renovables (RNR), mediante conocimientos de experiencias ancestrales. Ejemplos similares también se observan en los llanos de las zonas tropicales del bosque seco y bosque húmedo.

En Ecuador (1962), una misión técnica de la Organización de Estados Americanos (OEA) que investigaba las posibilidades de desarrollo de la cuenca del río Guayas, al analizar la fotografía aérea de la región observó en las zonas húmedas y planas de la cuenca la presencia de camellones. Interpretándose que estas estructuras tenían similar utilización a las descubiertas en tierras de las zonas bajas de: México, Colombia, Perú, Bolivia, en las cuales investigaciones arqueológicas realizadas indicaban que estos suelos, mediante estas construcciones, se cultivaban intensivamente antes del arribo de los españoles y portugueses.

El investigador C. L. Erickson advierte que hay mucho que aprender de estas prácticas ancestrales para la corrección de las limitaciones de los suelos en sitios donde hay una capa freática alta o inundaciones estacionales que limitan la producción agrícola.

La técnica consistía en el establecimiento de campos agrícolas elevados amontonando la tierra extraída de zanjas para con este material levantar camellones sobre la superficie del suelo formando un perfil profundo de tierra fértil de fácil drenaje. Las zanjas en medio de los camellones se comunicaban y conservaban agua para el riego durante temporadas secas. Además, podían servir para prácticas de acuicultura.

Esta tecnología se demostraba altamente productiva permitiendo mantener rendimientos agrícolas estables al alcance de cada núcleo familiar campesino y la de los grupos sociales organizados a nivel local.

En las zonas tropicales áridas (bosque tropical seco) entre las prácticas ancestrales que han favorecido la sobrevivencia de los colectivos humanos, tenemos la construcción de albarradas, definidas como humedales lénticos artificiales. Son construcciones hidráulicas de dimensiones humanas con muros de tierra y formas variadas: circulares, semicirculares, forma de herradura o circular, alargada (con cola). Se llenan mediante un proceso de lenta acumulación de agua de lluvia, provenientes de las escorrentías producidas por la topografía del terreno. También pueden llenarse con el agua de pequeños cauces que se generan en las épocas lluviosas (llamadas chorrillos, mangas o manguitas) o pueden pertenecer a un orden fluvial inicial.

El sistema establecido por las albarradas para el aprovechamiento sustentable de los RNR contribuye a detener la fuerza cinética de la escorrentía previniendo procesos de erosión en los suelos protegiendo los cultivos y biodiversidad del área, además de reservar y conservar en buenas condiciones el agua para  beber garantizando la carga de los acuíferos contribuyendo a consolidar el modelo cultural asociado al manejo ambiental frágil donde se desarrollan estas comunidades. (O)

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