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El Telégrafo

La Biblioteca Nacional

28 de julio de 2011

Una biblioteca nacional es parte fundamental de la memoria colectiva de un país. Ahí se reúnen los testimonios del pensamiento escrito, que durante siglos ha sido el principal mecanismo de registro ideológico y cultural. Por eso, todos los Estados hacen de su Biblioteca Nacional un referente esencial de su cultura, en el que se recogen todas las obras escritas por el país y aun aquellas escritas en el país y sobre el país.

En el Perú de fines del siglo XIX, devastado por la guerra y la ocupación militar chilena, el sabio polígrafo Ricardo Palma hizo suya la tarea de reconstruir la Biblioteca Nacional, promoviendo en el país y en el extranjero la donación de obras útiles a tal fin. Ello le ganó el mote de el “bibliotecario mendigo”, pero le permitió restablecer la Biblioteca Nacional del Perú, que fue reinaugurada en 1884.

Palma incluso fue más allá: gestionó ante el Gobierno de Chile la devolución de los libros sustraídos por el Ejército chileno, gran parte de los cuales habían sido llevados a Santiago como botín de guerra e inventariados por Diego Barros Arana. Y logró en parte su objetivo, pues el presidente Domingo Santa María dispuso la devolución de diez mil libros a la Biblioteca Nacional del Perú, aunque muchos otros libros y documentos siguieron en manos del vencedor.

Este recuerdo viene a propósito de lo que ocurre con nuestra propia Biblioteca Nacional, donde una suma de incuria, olvido y errores administrativos han terminado por arruinar parte de ese tesoro nacional e impedir la llegada de otra parte.

Una errada administración por parte de la Casa de la Cultura Ecuatoriana, que esta atribuye a falta de recursos económicos, ha llevado a la afectación de parte de los fondos bibliográficos por los estragos de la naturaleza.

Y ahora, el nuevo director de la Biblioteca Nacional, que es el eminente pensador y escritor Carlos Paladines, se ha empeñado en superar otro grave problema de esta entidad, cual es la falta de disposiciones legales que obliguen a los autores y editoriales a entregar gratuitamente a la Biblioteca Nacional ejemplares de los nuevos libros publicados.

Es hora de tomar conciencia de este grave problema, que atenta contra nuestro patrimonio cultural. Esto nos exige una acción colectiva para la reconstrucción integral de nuestra Biblioteca Nacional. Las autoridades del ramo, decretando la entrega, a ella, de ejemplares de todo nuevo libro publicado en el país. Los autores, donando sus obras. Y los ciudadanos, siguiendo con mirada atenta todo lo que suceda en este campo.

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