A partir de la Revolución Cubana, la base de Guantánamo se convirtió en un motivo de enfrentamientos entre Cuba y los EE.UU. Desde esa base se disparó contra los guardafronteras cubanos, ahí se dio refugio a contrarrevolucionarios de ese país y tres mil trabajadores cubanos que laboraban en el lugar fueron despedidos y sustituidos por extranjeros.
Con tales antecedentes, desde 1960 esta base naval ha sido denunciada por el Gobierno cubano, ante el mundo, como una posesión ilegítima de los EE.UU., puesto que fue establecida mediante el uso de la fuerza y la coacción, cuando Cuba se encontraba ocupada militarmente por fuerzas estadounidenses. Ha invocado para ello la Convención de Viena, de 1969, que declaró nulos los tratados impuestos por la fuerza.
Pese a ello, la potencia ocupante ha seguido utilizando esa parte del territorio cubano para fines opuestos a los señalados en el “contrato” original. Así, por ejemplo, se ha usado como campo de refugiados para migrantes haitianos o cubanos detenidos en el mar y para refugiados de la guerra de Kosovo.
Finalmente, desde 2002 la base ha sido usada como campo de concentración y cárcel para acusados de pertenecer a Al-Qaeda o las fuerzas talibanes de Afganistán. Bajo el pretexto de que ese no era territorio de los EE.UU. ni regían ahí las leyes de ese país, las autoridades estadounidenses sometieron a esos prisioneros a torturas y otros abusos, en clara violación de sus DD.HH. y de las mismas leyes de la guerra, lo que fue denunciado por medios de prensa y organismos humanitarios. Ante ello, el presidente Obama anunció, durante su campaña electoral, que uno de los primeros actos de su gobierno sería cerrar la cárcel de Guantánamo.
Eso no ha ocurrido hasta hoy y el presidente Obama ha terminado envuelto en una promesa incumplida, que ha perjudicado gravemente su imagen ante el electorado progresista.
Frente a ello, creemos necesario que Obama dé una solución cabal y definitiva al viejo y siempre nuevo problema de Guantánamo, cerrando esa base militar y devolviendo a Cuba el territorio que ella ocupa. Esto sería una demostración de verdadero respeto a las leyes internacionales por parte de su gobierno y de su país. Y sin duda reconciliaría al presidente Obama con el electorado progresista y con la opinión pública mundial.