La banca privada es una de las instituciones claves del sistema capitalista, especializada históricamente en la venta de dinero y la especulación para lograr su reproducción infinita. Se constituye por ello en un poder fáctico, puesto que incide sobre la circulación de buena parte de la masa monetaria, que a su vez es demandada por los individuos como un elemento convencional para obtener productos básicos para la subsistencia. En los Estados neoliberales la banca privada funciona con escasa regulación para facilitar que concentre todo el capital producto del trabajo de la sociedad y acumular más riqueza para beneficio de sus propietarios. En los Estados inspirados por procesos socialistas, en su momento inicial, la regulación de la banca es un imperativo.
En Ecuador el papel de la banca como institución económica y como brazo de poder para controlar al Estado se afianzó desde el siglo XIX. Los bancos representaban los intereses coincidentes pero también contradictorios de las facciones dominantes guayaquileñas, conformadas básicamente por terratenientes cacaoteros y comerciantes. Emitían moneda, muchas veces sin respaldo y otorgaban créditos a los sectores privados y al Estado, garantizado primero por el cobro de diezmo y posteriormente por las recaudaciones aduaneras. Pero su rol no solo se limitaba a organizar el sistema de circulación del gran capital, sino también a subsumir a los medianos empresarios, pequeños propietarios y capturar el salario de la masa trabajadora por medio de deudas ilegítimas creadas en la tienda de la hacienda o el pueblo, donde operaban los usureros del sistema.
El conocido estudio de Manuel Chiriboga, recordado por su gran aporte, estima que solo el 7,5% de las ganancias obtenidas por el comercio del cacao, principal producto de exportación, se reinvertía en la unidad productiva; y que el 92% tenía otro destino, entre ellos el consumo suntuario de las pocas familias adineradas. Pero además, gran parte de ese consumo era ingresado mediante contrabando y cuando por otra parte se intentaba mejorar la recaudación para sostener al Estado, los señoritos protestaban.
El primer gran esfuerzo por controlar a la bancocracia fue realizado por el gobierno de Alfaro, mediante una ley que obligaba a que esos centros de concentración de capital y especulación tuvieran respaldo en oro, medida que se aplicó desde 1900. El segundo gran esfuerzo fue la creación del Banco Central del Ecuador, banco estatal creado en 1927 como consecuencia de la Revolución Juliana, para realizar de manera exclusiva la emisión de moneda nacional. Sin embargo, la oligarquía controló históricamente el Estado a lo largo del siglo XX, y con ello el Banco Central, institución que al final sirvió a sus intereses.
La Banca existe, porque el principio que impera es el del valor de cambio, es decir el precio otorgado a los bienes a partir de la oferta y la demanda. Uno de los bienes de venta es por supuesto el propio dinero. Por ello los teóricos de una nueva forma económica se plantean ahora el desafío de una nueva ponderación a partir del principio de “valor de uso” para desplazar el valor de cambio o precio, con el cual opera el mercado capitalista. Jugando a la utopía que se realizará nos preguntamos: ¿qué harían los bancos en aquella sociedad natural en la que prime el valor de uso sobre el precio? Tal vez colocar banderas negras. (O)