Acatando la explicable tiranía de los dos mil caracteres, trataré de aclarar en forma breve y sencilla los elementos propios del delito de asociación ilícita, ahora de moda. COIP art. 370: “Asociación ilícita: Cuando dos o más personas se asocien con el fin de cometer delitos, sancionados con pena privativa de libertad de menos de cinco años, cada una de ellas será sancionada, por el solo hecho de la asociación, con pena privativa de libertad de tres a cinco años”.
Autor de dicha infracción puede ser cualquier persona, no exige una calificación especial. Obviamente es un delito plural y exige un mínimo de dos personas asociadas criminalmente, sin un máximo de partícipes. Estos no conciertan sus voluntades para un delito aislado, sino para organizarse y perdurar en el tiempo con la finalidad de ejecutar varios delitos, los mismos que deben tener una sanción inferior a cinco años, es decir, no cualquier delito.
Es una infracción de peligro sin lesión efectiva a bien jurídico alguno, así como formal o de mera actividad, ya que se configura con la conducta asociativa simplemente y no exige que los delitos previstos se ejecuten, ni siquiera en etapa de tentativa. Así lo señala expresamente su texto, cuando prescribe la pena “por el solo hecho de la asociación”.
La asociación no debe estar jerarquizada necesariamente, pero sí con un mínimo de estructura, tal y como sería, por ejemplo, la asignación de roles claros y específicos para cada sujeto en relación a la finalidad propuesta. Se debe probar, entonces, el conocimiento cabal de su pertenencia asociativa, de la finalidad criminal y las tareas a cumplir.
Este consentimiento no puede surgir, como dice el profesor Zaffaroni: “de una presencia circunstancial e inactiva que no presente otro elemento que determine la membresía”. Anotamos, finalmente, que la aceptación del acuerdo criminal puede ser tácita, mostrándose con la realización material y parcial de los distintos roles previamente organizados. (O)