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El Telégrafo

La alternativa de la derecha suramericana

01 de noviembre de 2011

El panorama político suramericano representa el mayor de los retos a la derecha de esta parte del continente, desafío que le obligará a tomar los virajes necesarios si es que desea mantener cierto nivel de vigencia política, por lo menos mientras dura el ciclo de poder de la izquierda.

Dando una mirada superficial al contexto geopolítico, encontramos que las ideas de izquierda permean el área de manera generalizada, aunque con mayor fuerza en unos países que en otros. Cristina Fernández acaba de arrasar en las elecciones argentinas, lo que demuestra el afianzamiento de la izquierda en un país donde la oposición parece haberse diluido, incapaz de contrarrestar el poderío de los Kirchner. Uruguay está consolidado en el socialismo; Bolivia y Venezuela encarnan sistemas extremos mientras Ecuador, Paraguay y el nuevo gobierno peruano transitan por líneas más moderadas. Completando la escena, Brasil, también de izquierda moderada, es una de las economías más importantes del mundo.

Por fuera de este bloque nos quedan Chile y Colombia, y aunque el primero tiene un gobierno de derecha, buena parte del país tiene arraigo en ideas socialistas apoyadas en una fuerte oposición. Colombia, que parecería ser el bastión de la derecha, tiene partidos de izquierda y centro izquierda con mucha fuerza, al punto que a la fecha de escribir este artículo un ex guerrillero del M-19 que llegó a ser un senador muy importante, puntea en empate técnico en las encuestas, con el candidato de derecha para la alcaldía de Bogotá, segundo cargo en importancia en ese país; así que, gane o no gane, esta circunstancia refleja una tendencia a moderar la fuerza de derecha.

Suramérica está pasando por el ciclo político de izquierda, y si la derecha quiere volver al poder, tendrá que asumir la responsabilidad que le cabe por los índices de pobreza y desigualdad humana, integrando a su discurso de libre empresa, TLC y productividad, los asuntos relativos al desarrollo y bienestar social de los ciudadanos.

Dicho de otra forma, a menos que se corra hacia el centro y se comprometa con las banderas sociales ya obtenidas por los gobiernos de izquierda, no habrá poder humano que deje que la mayoría de habitantes de la región renuncie a los logros alcanzados.

Todo indica que la derecha también tendrá que buscar alternativas a la guerra mediática que en la mayoría de Suramérica parecen ganar los gobiernos, y concentrarse tanto en el bienestar de las personas como en el de los negocios, y no en los buenos negocios para que lo que quede beneficie a las personas.

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