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El Telégrafo
Rosalía Arteaga Serrano

La aerovía de Guayaquil

10 de enero de 2023

He tenido la oportunidad de hacer el recorrido por la aerovía de Guayaquil, una hermosa obra, bastante bien concebida y que presta indudable servicio a las personas que quieren escapar del tráfico pesado, sobre todo aquel que circula por los puentes que cruzan el río Guayas y trasladan a las personas desde y hacia Durán.

Las dos experiencias fueron excelentes, cabinas limpias, un paisaje inolvidable, sobre todo cuando esas cabinas penden sobre los brazos del río y uno tiene una maravillosa perspectiva de ese gigante de la geografía Suramericana que es el Guayas. Es maravilloso avanzar por encima de la ciudad, ver lo extendida que está la urbe porteña y contemplar zonas icónicas desde las alturas.

Me parece que los posibles usuarios todavía no se han dado cuenta del beneficio que reporta tanto en economía de tiempo como de costos de trasportación, con el añadido de mirar una ciudad desde las alturas, lo que siempre resulta gratificante.

La otra perspectiva que debe tomarse en cuenta es la potencialidad turística de la aerovía, una especie de teleférico que comunica a los ciudadanos pero que también ofrece perspectivas bellas de la ciudad.

Sin embargo, hay algo que debería hacerse, sobre todo para aprovechar el área turística de esta inversión y que tiene que ver con la señalética que es muy escasa, colocar de manera visible el nombre de las estaciones, así como las vías o parques a los que conducen. También echamos en falta la colocación de altavoces a través de los cuales se explique la historia de la ciudad, los sitios por los que se atraviesa, ofreciendo en cápsulas resumidas la posibilidad de enterarse o de refrescar conocimientos históricos y actuales de la ciudad de Guayaquil y de su área de influencia.

Animo a quienes leen esta columna a que no se pierdan la oportunidad de ir por la aerovía, tomarla tanto como medio de transporte más cómodo, limpio y económico, pero también hacerlo como un espacio de turismo. La experiencia es encantadora, vale la pena y la recomiendo.

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