La Asociación de Editores de Periódicos (Aedep), integrada por 22 medios de comunicación, dependientes de cuatro o cinco empresas, sorprende, nuevamente, con un comunicado, que al final, contrario a su forma de “hacer periodismo”, invoca a los ciudadanos a “actuar en consonancia y redoblar compromiso de aportar con ideas y soluciones a los problemas del Ecuador”. En este renglón, los firmantes del documento se contradicen, al sostener que la criminalidad es consecuencia del desgobierno, en tanto sociólogos concluyen que la delincuencia es un azote social, que se desarrolla en las esferas del poder económico, oficial y callejero.
Los periodistas “independientes”, en su ámbito, practican el sensacionalismo, dedicando extensos espacios y escandalosos titulares a hechos delictivos para culpar a Rafael Correa Delgado de ese grave problema social, pero silencian la eficiente labor policial, mejoras en el sistema educativo, la lucha contra la pobreza dentro de los planes de Gobierno de la Revolución Ciudadana, que se empeña por derrotar esa dolencia social. Es misión del “periodismo privado” adherirse a las causas nobles y no perturbarse a dimensionar los problemas y a buscar culpables.
En el comunicado, la (Aedep) no explica la causal de lo que ellos llaman “guerras estériles” y que el Gobierno debería poner fin en los casos de El Universo y El gran hermano. Los ecuatorianos conocen de los juicios penales por injurias, el proceso, la sanción de los tribunales de justicia y el perdón del Primer Mandatario.
En la versión de la Aedep se transcribe “hay que sopesar momentos y mantener diferencias con altura y ante las urgencias obviar las guerras insubstanciales”; pero al mismo tiempo los columnistas independientes, exprofesamente, confunden opinión con injuria, el derecho a la crítica por calumnia y para colmo, cuando interviene la justicia, se declaran perseguidos y rezan por la libertad de expresión.
Mientras la Aedep proclama que “la competencia debe ser de ideas y de interés por los problemas de fondo y no de ofensas y descalificaciones”, sus empleados, debidamente instruidos, irrespetan al Presidente con términos ofensivos, distorsionan los hechos y alientan a la oposición.
Si no quieren aparecer como “los peores enemigos del país”, un llamado a los articulistas, a no promover la conspiración, a informar y comentar con verticalidad. Ecuador necesita paz y trabajo y que los periodistas independientes ejerzan sus actividades en el orden jurídico-ético y dejar de creerse poder y dueños de la verdad.