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El Telégrafo
Silvia Buendía

Justicia para Brenda

20 de febrero de 2022

Brenda tenía 24 años y estaba cursando su internado de la carrera de radiología e imagenología dentro del Hospital General de Portoviejo del IESS. El 30 de agosto de 2018 recibió un mensaje de Darwin José C.S. quien había sido su profesor y era su amigo de total confianza. Darwin le pidió que lo acompañara para asistirlo en una cirugía que él iba a realizar. Brenda aceptó de inmediato, no solo porque eran muy cercanos, sino porque Darwin tenía una enfermedad catastrófica y esta enfermedad era el caso clínico sobre el que Brenda estaba haciendo su tesis de graduación.

 

Esa noche cuando Brenda llegó al hospital Darwin la estaba esperando con la noticia de que le habían cambiado la fecha de la cirugía, pero que para compensarla por la molestia él la llevaría de regreso a casa en su carro y antes la invitaría a comer algo. Hasta ahí, nada era extraño. Después de esto Darwin le pidió a Brenda que lo acompañara donde su amigo Rolando Fabricio Z.T. a retirar un material de radiodiagnóstico. Brenda estaba agotada y prefirió irse en un taxi a su casa, pero Darwin insistió y finalmente la convenció para que lo acompañara a la casa de este amigo.

 

En la casa de Rolando Fabrizio estaba otro hombre a quien Brenda no conocía, pero que hoy sabe que se llama Ronald Leonardo R. D. Brenda recuerda que estaba muy cansada y que entró un momento a sentarse a esperar que Darwin recogiera sus cosas. Le brindaron una bebida y minutos después quedó en blanco. A Brenda la drogaron y aprovechándose de su estado de total indefensión, Darwin C., Ronald R. y Fabricio Z. la violaron en manada. Pero no bastó con eso. Además, la golpearon, laceraron, quemaron con cigarrillo su cuerpo y registraron las agresiones en el celular de Brenda.

 

A la mañana siguiente Brenda se despertó desnuda y mareada en un cuarto que no conocía. Le dolía cada parte de su cuerpo y tenía huellas de quemaduras, laceraciones, golpes e incluso mordidas por todos lados. Intentó pararse, pero sus piernas no le respondieron. Empezó a gritar y a llorar pidiendo ayuda y llegó Rolando Fabrizio a amenazarla con caerle golpes si no se callaba. A trompicones Brenda escapó de ahí y como pudo se fue a su casa.

 

Luego de algunas horas de estar desorientada y llorando, tomó valor para buscar a Darwin y encararlo. Él le devolvió su teléfono celular y al revisarlo Brenda sintió que era ultrajada de nuevo; encontró fotos de ella, desnuda y desmayada siendo violada sexualmente por estos tres hombres.

 

Pese a los intentos de silenciamiento amenaza, verbales, a las irregularidades dentro del proceso y a la constante revictimización a la que se encontró expuesta, en 2019 Brenda logró que se condenase a sus tres violadores a 29 años y 4 meses de prisión.

 

Sin embargo, tras la apelación de los agresores en 2020 la Corte Provincial de Manabí, por intermedio de los jueces Gina Mora Dávalos y José Alberto Ayora Toledo anularon la sentencia y declararon inocentes a los tres.

Estos tres agresores han estado en libertad desde su crimen hasta hoy. Ninguno ha sido encarcelado durante este proceso, pese a todas las pruebas presentadas y a las sentencias que recibieron. Desde entonces Brenda, su familia, amigos junto con sus abogados se han enfrentado a una lucha contra la impunidad en busca de justifica y reparación.

 

Hoy el caso se encuentra en la Corte Nacional de Justicia donde se ha interpuesto recurso de casación.

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