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El Telégrafo
Víctor Mendoza Andrade

Justicia climática

01 de diciembre de 2015

Las consecuencias del cambio climático (CC) originado por la actividad antropogénica han sido calificadas como el desastre planetario de nuestro tiempo.

Con la finalidad de encontrar soluciones, se inician en esta semana en París las actividades de la Conferencia de las partes de las Naciones Unidas (COP 21) para alcanzar un pacto global de lucha contra el CC. Al evento asiste el presidente Rafael Correa, en su doble responsabilidad: representante de Ecuador y presidente pro témpore de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), llevando propuestas concretas para la cumbre como el concepto de justicia climática.

La semana pasada, desde Nairobi, el papa Francisco ha emitido una severa advertencia a la concurrencia ante un eventual fracaso de las negociaciones. “Sería triste y catastrófico que los intereses particulares prevalezcan sobre el bien común”, advirtió Francisco en la sede de las Naciones Unidas de la capital de Kenia.

Las investigaciones que se iniciaron en 1988 por el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), creado por la Organización Meteorológica Mundial y el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente no dejaban duda de que el CC, en 90%, es responsabilidad humana debido al uso excesivo de los combustibles fósiles por los países industrializados que originan el efecto invernadero causante del calentamiento global (CG) del planeta.

Investigaciones en los últimos veinte años informan que la gran mayoría (90%) de los desastres ha sido por causa de inundaciones, tormentas, olas de calor y otros eventos relacionados con el clima. En total se registraron en todo el mundo 6.457 desastres de este tipo, que cobraron la vida de 606.000 personas, un promedio de 30.000 al año, al tiempo que 4.000 millones de personas resultaron heridas, se quedaron sin hogar o necesitaron asistencia de emergencia.

En el informe del Banco Mundial ‘Bajemos la temperatura’ se estima que el número de huracanes severos aumentará en un 40%, duplicando la intensidad de los actuales, si la temperatura aumenta en 2°C, y hasta en un 80% en caso de una subida de 4°C. Esto, junto a un incremento en el nivel del mar, con efectos devastadores, especialmente en el Caribe y Sudamérica.

Un estudio previo del Mecanismo de Seguros contra Riesgos Catastróficos del Caribe (CCRIF, por sus siglas en inglés) reveló “que las pérdidas anuales derivadas de vientos, marejadas e inundaciones interiores llegarían hasta un 6% del PIB en algunos países de la cuenca. El cambio climático tiene el potencial de exacerbar estos riesgos, incrementando las pérdidas esperadas entre un 1% y un 3% del PIB para 2030”.

En consecuencia, como objetivo del COP21, se espera un pacto que gestione un proceso mundial de descarbonización para que la temperatura del planeta no supere los peligrosos dos grados centígrados a finales del siglo. Según un informe de la Agencia Internacional de la Energía (AIE), los compromisos requerirían una inversión de 13,5 billones de dólares hasta 2030. (O)

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