A sus 88 años Julio César Trujillo pelea por su vida. Ciertamente los ecuatorianos de bien lamentan que un personaje de tanta importancia en el Ecuador actual atraviese por tal circunstancia y esperan por su pronta recuperación.
La posibilidad de que el Ecuador actual recupere su institucionalidad, destrozada por el Gobierno anterior, ha dependido, en gran medida, del patriotismo, honradez y férrea voluntad de Trujillo. Él ha demostrado, a lo largo de su vida, consecuencia con sus principios de humanismo cristiano, estando siempre alineado con las causas justas, con las necesidades de los desvalidos, con los derechos de los trabajadores, con las urgencias de los campesinos, con la conservación del medio ambiente.
Su trajinar en la política comenzó en el Partido Conservador y, demostrando la evolución de su visión social, contribuyó a fundar la Democracia Popular, partido por el que fue candidato a Presidente de la República. Siempre reflexivo e impregnado de humanismo, siguió en la búsqueda de profundizar su voluntad de justicia social y se estableció en Pachakutik, ahí cumplió la última fase de su lucha.
Hombre cabal y honrado, patriota genuino, luchador convencido por el bien común, ha bregado infatigablemente en contra de la infame y desbordante corrupción del Gobierno anterior. Fue parte de la Comisión Nacional Anticorrupción desde donde denunció escandalosos sobreprecios en la contratación de obra pública, sin licitación, por parte del gobierno de Correa.
El último y enorme capítulo en la vida de Julio César Trujillo ha sido el de conducir el camino hacia la reinstitucionalización del Ecuador producto del poder conferido por la consulta popular de febrero de 2018. En efecto, presidiendo el Consejo de Participación Ciudadana y Control Social transitorio, con mano firme y con respeto pleno al mandato popular y a la Ley, desmanteló la infame y amañada estructura de dominio de los poderes del Estado y de los organismos de control que, con obsecuente desparpajo, sirvieron a su jefe supremo, Rafael Correa.
El Ecuador está en vilo frente a la condición de salud de Trujillo pero, independientemente del desenlace, la Historia lo reconocerá como un ecuatoriano especial, aquilatado por su lucha contra el despotismo y su sensibilidad y empatía por los desvalidos. Grande, Julio César. (O)