En poder de la Comisión de Fiscalización del Legislativo nacional está el trámite del pedido de juicio político contra la presidenta del CNE, Diana Atamaint.
De llegar al pleno la demanda de juicio, sería una gran oportunidad para que la Asamblea, sin recoger ningún tipo de cuestionamientos sobre su proceder, cumpla con su responsabilidad: fiscalizar a funcionarios -dentro de su ámbito- que incumplan las obligaciones del mandato o función que ostenten; más aún cuando de manera reiterada y abierta actúan distantes de toda honestidad.
El movimiento político CREO, junto a otras agrupaciones políticas firmantes del pedido de juicio político, recoge las irregularidades electorales de marzo pasado, en Los Ríos, como uno de los argumentos para el pedido de juicio. Entregando de esta forma algo de justicia a esta provincia en el ámbito electoral. También hacen acopio de la necesidad imperante que manifiesta el país por restituir la confianza en el CNE, el bochornoso “caso Loyo” y la jugarreta contra Yasunidos.
Sobre la base de un juicio político, entenderíamos, buscan no se repita lo sucedido en la delegación electoral de Los Ríos: vocalías electorales cedidas al estilo de la venta de nuestra bandera por Plácido Caamaño, violaciones a urnas, alteraciones de resultados, supresión de derechos políticos, fraude en conteo de votos y papeletas marcadas sin rastro de haber pasado por los electores.
También terminar con los apagones cambia-tendencias que, en esta presidencia del CNE, siguieron vigentes y tanto trauma nos han dejado.
Quienes temen la destitución darán lucha para impedirla; trascendió se liberará un gran número de cargos en delegaciones y dependencias del CNE. Tras esto -se creería- podría darse un baratillo de puestos buscando evitar juicio.
Esta forma de batallar, por parte de la responsable de tantas tropelías, nos recuerda a esa gorgona mitológica que petrificaba a sus enemigos con la mirada. Confiemos que ahora no le alcancen a la Medusa sus argucias para petrificar el proceso en su contra. Que la deshonestidad y el fraude no triunfen otra vez. (O)