Así reza una imagen publicitaria aparecida en Facebook. En la fotografía se describe una hermosa imagen en la que al fondo se halla un horizonte lleno de luz. A la izquierda, la fotografía de Rafael Correa y a la derecha, Guillermo Lasso.
La composición fotográfica supone que la final electoral se dará entre estas dos fuerzas políticas. Muy temprano para predecir ese resultado. La feria de las vanidades y de las sorpresas recién se está montando. La mayoría de los analistas dan por sentado que el correísmo tiene ya ganado su paso a la segunda vuelta. Falta por verse quién lo acompañará. Tanto a Lasso como a Correa les conviene promocionar esta imagen futura. Apostamos a que el contendor del líder de la Revolución Ciudadana aún está por verse.
Pese a que los partidos de izquierda quieren desmarcar a Correa como un líder del socialismo, es innegable que la identidad está construida en primer lugar, por la auto identificación que se dan asimismo sus partidarios. Esta imagen se completa con la visión, identificación de ubicación que le dan los partidos y movimientos de la izquierda latinoamericana. Y son ellos los que ubican al correísmo como una fuerza de izquierda. ¿O es que acaso no hemos visto las fotografías de la mesa directiva del Foro de Sao Paulo? Ahí se ve a Correa junto a Cristina, Maduro, Ortega, Evo y Lula. Correa es izquierda y así no guste, la izquierda ecuatoriana es Correa. No hay otra.
Lo que no es cierto es que la izquierda signifique progresismo y no sea pobreza. Sólo basta analizar los indicadores de pobreza de los países alineados con el socialismo latinoamericano.
El presidente socialista Alberto Fernández, que sucedió al presidente “neoliberal” Macri, no podrá parar la crisis del sobreendeudamiento iniciada por el kirchnerismo. Se estima que hasta fin de año la pobreza llegará al 58.6% de la población y el de extrema pobreza al 16.3%.
En contraste con el país austral, la real politik hizo que Grecia, con un gobierno de izquierda, enderece la economía alejándose de su plan de gobierno y en lo mayoritario, alineándose con las directrices de los organismos multilaterales. (O)