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El Telégrafo
Fernando Bustamante

Izquierda del siglo XXI: Hora del balance

01 de abril de 2018

Los últimos 20 años fueron testigos del ascenso y fortalecimiento de movimientos políticos autodefinidos como de “izquierda”, “socialistas”, “populistas de tercera ola” y “progresistas”, entre otros.

Distintas variantes de esta tendencia gobernaron en países como El Salvador, Nicaragua, Venezuela, Ecuador, Brasil, Argentina, Paraguay, Uruguay y Bolivia, sin contar las moderadas social-democracias de países como Chile o Costa Rica.

Sin embargo, en años más recientes, muchos de estos regímenes han sido desplazados del poder o enfrentan serias dificultades para mantenerse en él.

Su gestión se ha visto gravemente cuestionada por escándalos de corrupción, por malos manejos económicos, por pérdida de legitimidad y por una escalada de la conflictividad social y política. En varios países el péndulo político se ha movido hacia propuestas neoliberales que fueron hegemónicas en las dos últimas décadas del siglo pasado.

La “nueva izquierda” solo parece sostenerse con éxito y buenos resultados económicos en El Salvador y Bolivia, aunque, en este último país, parece ya corroída por la infección del caudillismo personalista.

Sea cual sea el futuro político de nuestro continente, parece apremiante iniciar un serio proceso de investigación y de análisis que nos permita entender las raíces de esta decadencia y la naturaleza real de los éxitos y fracasos de la izquierda en el poder.

Este balance debería basarse en evidencia y permitir un debate que vaya más allá de la mera condena o de la simple apología del pasado reciente.

Tanto los críticos (de primera o de última hora), como los obstinados defensores de todo lo que hizo (y aún hace) el “socialismo del siglo XXI” tienen la obligación intelectual y moral de sacar lecciones realistas que nos permitan repensar este nuevo ciclo de la historia americana, y nos libere del yugo del eterno retorno de los mismos espectros de la historia.

No bastan los golpes de pecho ni conformarnos con seguir quemando incienso. (O)  

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