El mundial de Qatar, para despecho o ira de muchos, ha logrado que el planeta vuelque su mirada hacia ese pequeño gran país musulmán, árabe, y que la ignorancia, de cientos de millones de personas en el mundo, sobre esa zona del mundo, su religión, sus tradiciones, su historia y sus leyes, al menos de forma frugal y coyuntural deje de ser total, sectaria, mezquina y llena de prejuicios, y hasta de odio gratuito, especialmente en cuanto al tema del Islam se refiere, no han faltado, descriteriados, que en redes sociales, se han querido ganar unos minutos de fama, atacando a lo que ignoran, rompiendo con un principio de sentido común y lógica básicos, si quiero oponerme a algo o a alguien, debo estar lo suficientemente preparado para hacerlo, y no dejarme llevar cual semoviente, por la masa, a repetir sonsonetes, y burlas, que ya de por si reflejan el nivel del sujeto, cuasi de albañal, sea quien sea, ya que una cosa es no estar de acuerdo con algo o alguien, con alguna forma de pensar o de actuar, y otra burlarse de lo que no se coincide o se acepta. Las diferencias, para la convivencia, al menos se toleran, con ello, ya hay un principio de respeto, de civilidad. Y lo más racional es, aceptar las diferencias, sin que eso signifique identificarse con ellas, peor aún practicarlas.
Qatar ha recibido visitas de ciudadanos cuyas ideas políticas, y religiosas y la cosmovisión del mundo, es multi diverso, diferente, entre los visitantes y entre los acogidos en la cita deportiva mundial del fútbol, la gran mayoría, de los turistas llegó, con el ánimo de respetar esas concepciones diferentes en temas de fondo y forma, pero que tiene un factor en común el fútbol y por el deporte más popular del planeta, se han admitido las diferencias que entre seres humanos y formas de vida tenemos, sin embargo, no han faltado, aquellos, que llegaron a desdeñar, a sacar las uñas en contra sobre todo del Islam y de las leyes, del país anfitrión, no fue casualidad, llegaron con consignas, inclusive alguna selección a la fecha ya eliminada, en gesto poco amistoso, llegó a querer figurar tapándose los jugadores la boca previo el inicio de uno de los encuentros que les tocó en suerte.
Ese ademán, esos modales, esa actitud, provocadora, está reñida con el elementa ejercicio de respeto a las leyes de un Estado soberano, que está siendo visitado. El acogido como turista, o como deportista seleccionado, para un evento internacional, no tiene patente de corso, para hacer demostraciones histriónicas, en contra del ordenamiento jurídico, religión, tradiciones y normas del país organizador. Ese acto reprochable, de irrespeto, mofa o crítica taimada, a las leyes en cualquier país del mundo por parte de extranjeros que visitan, tendría con seguridad consecuencias legales, como debe ser, en el país de los que cometieron intentaron protagonizar algo, que no tuvo eco alguno, y que a la larga concluyo sin trascendencia como la participación del equipo que cometió el gesto poco amistoso ya referido.
Ecuador terminó su participación con dignidad. En cierto momento las expectativas fueron creciendo, pero, la realidad, y objetividad del fútbol, nos dejó en la instancia que nos correspondía, especular en lo deportivo, es un ejercicio inútil. Los puntos cuentan, lo que los goles dicen y quienes pasan de etapa son los que lograron mejores resultados que los otros, y listo. A la Federación Ecuatoriana de Fútbol, le queda un tema pendiente, muy importante, trascendente, aclarar el fallo del TAS en contra de la institución, por el pasaporte del jugador, Byron Tenorio, y el lograr que las sanciones aplicadas, queden sin efecto, ya que para el siguiente mundial con una de esos castigos, empezamos, con tres puntos menos. Aparte de lo económico. Es creemos un tema de mucha importancia el que se logre demostrar que el TAS, no debió, fundamentar su resolución en los motivos que son conocidos y transparentar más temprano que tarde, que el TAS cometió un error. Que así sea.
Quedan todavía jornadas emocionantes por vivir, en el mundial de Qatar. El mundo islámico que no es solamente árabe, apenas el 20 por ciento de los musulmanes lo son, celebra que el torneo deportivo que más atención atrae en el orbe, haya logrado visibilizar al islam como religión universal, cuyos valores de fe, espirituales, y humanos, la han hecho la de mayor expansión en todos los continentes. Y es que el islam no solo es una religión, es una forma de vida, que “enseña que un individuo no es superior ni inferior a otro a causa de su raza o color, y está en contra de cualquier forma de racismo. El islam es un mensaje universal para toda la humanidad, cualquier persona puede obtener paz y éxito solo por reconocer y adorar Único Dios verdadero.
El deporte y el islam tienen como fundamento la paz, y el juego limpio.