Por estar mal colocado el hiyab, el velo usado por las musulmanas, la joven iraní Mahsa Amini (22 años) fue detenida por la policía de la moral. Luego apareció muerta en un hospital de Irán. Aunque lo negaron, es el Estado islámico el que asesinó y lo sigue haciendo con un centenar de mujeres que han sido halladas muertas. Las toman prisioneras, las torturan y las matan por no respetar el canon islámico.
La policía iraní de la moral es la fuerza de seguridad que vigila las calles de ese país antes conocido como Persia. Pues bien, esa policía controla y vigila que los ciudadanos cumplan con el canon ortodoxo del islamismo radical. Esa institución represiva recorre las calles controlando que hombres y mujeres respeten la ley islámica en cuanto a lo que se refiere a la vestimenta y a las costumbres según su interpretación. Esa policía no usa armas, pero tiene la potestad de tomar prisioneras por la fuerza a las mujeres que no cumplen con la norma. Hoy las mujeres iraníes enfrentan a la policía y al Estado islámico a plena luz del día. Recorren las calles portando carteles con consignas reclamando mayor libertad y respeto a los derechos de las mujeres.
El asesinato de Mahsa ha llevado a protestar a miles de mujeres a las calles de Irán. Las mujeres se han rebelado contra el uso del velo (hiyab) y de manera simbólica destapan su rostro, se cortan el pelo o queman aquella prenda. Las mujeres se cortan el pelo por dos motivos. Uno, como signo de duelo o como una forma de protesta, como ya lo están haciendo por más de diez días en las calles de Irán. Y este corte de cabello las mujeres lo están ensayando en varios lugares del mundo como signo de solidaridad con la lucha de las mujeres que, aunque no se hallan bajo un liderazgo único, están dispuestas por su convencimiento a iniciar una revolución tan grande como la revolución islámica de 1979 en la que se instauró una república teocrática donde los líderes religiosos administran aún el poder.
La constitución de Irán garantiza el acatamiento de los principios dictados por el Corán. Y de esto ya están cansados no solamente las mujeres jóvenes, sino también los hombres que no están dispuestos a seguir tolerando la corrupción y la satanización de Occidente.
Es necesaria la presión internacional o ¿se repetirá la gran represión de 1999 en la Universidad de Teherán? No olvidemos que para derrocar en 1979 al sha Mohamed Reza Pahleví, un monarca conservador, los iraníes pusieron cerca de tres mil muertos.