Cuando termina un año es importante hacer un inventario que nos permita estrenar el siguiente, más livianos de equipaje. Pasemos revista por los eventos que nos sacudieron de distinta manera:
Proyectos personales: En este inventario personal nos preguntamos, ¿si es que les guardamos fidelidad a nuestros sueños, si es que apostamos por ellos? ¿Si la creatividad y la empatía fueron parte de nuestro quehacer? ¿Si le dimos espacio a la música que amamos? ¿Hicimos largas caminatas en los bosques? ¿Revisemos los encuentros con personas que dejaron huellas en nuestro camino y también repasemos los desencuentros, siempre nos dejan algo... Respetamos nuestras búsquedas y nuestras interrogantes? ¿Disfrutamos del cine y su magia, con frecuencia?
Libros: ¿Cuales fueron los que nos susurraron al oído? ¿Los que nos abofetearon y los que nos abrazaron? ¿Los que nos abandonaron y a los que abandonamos? ¿Los que nos encantaron desde el primer párrafo o los que nos sacaron de sus páginas sin tregua? ¿Los que nos atraparon y los que nos dejaron libres?
Nuestro país: ¿Cuál fue nuestro aporte para forjar un mejor lugar para crecer? ¿Ejercimos nuestra ciudadanía con una verdadera militancia? ¿Hemos comprometido nuestro trabajo con la comunidad? ¿En ese octubre violento y negro en el que se fracturó nuestro país, cómo asumimos nuestra luz? ¿Dejamos nuestra zona de confort para “mojarnos la camiseta” por nuestros ideales?
El planeta: ¿Qué hicimos para sostener la biodiversidad que nos rodea? ¿Logramos entender el manejo de la basura para que sea una fuente reciclable? ¿Respetamos el hábitat de algunas especies animales en peligro de extinción? ¿Cuidamos el agua y la energía como se debe? ¿No contaminamos?
Son muchas las preguntas que debemos hacer para actualizar el inventario. (O)