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El Telégrafo
Oswaldo Ávila Figueroa, ex docente universitario

Intento de la derecha por recuperar poderes

14 de junio de 2014

Como la oposición no ha podido detener el proceso de cambio instaurado por el régimen de la Revolución Ciudadana, busca nuevas estrategias, espacio y hasta se autodenomina, hipócritamente, defensora de la democracia, libertad y del sistema constitucional. Pero la derecha política, que agrupa a los sectores  bancarios comerciales y mafias oligárquicas, se olvida de que los pueblos, por experiencia, aprenden a comprender que la historia jamás retrocede y que no se dará paso a la restauración conservadora. Hoy la democracia es considerada como la corriente única que, de aplicarse en su dimensión, se convierte en garante de la paz, armonía social, respeto a los derechos humanos  y el mejoramiento  de las condiciones de vida de los sectores paupérrimos, abandonados por los gobiernos del pasado.

Como los reaccionarios no quieren perder, definitivamente, su hegemonía y privilegios, buscan aliados en la seudoizquierda y política sin ideologías con la intención de recuperar posiciones y para ello crean condiciones ficticias que le permitirían intervenir con soltura en 2017.

No cabe la menor duda de que la partidocracia cayó derrotada y casi ya está extinguida por la carencia de líderes. Es que el líder auténtico se reviste de capacidad, honradez, lealtad, sentimiento humanístico y motivado por principios doctrinarios. Rafael Correa es demócrata, líder íntegro, porque reconoce que, en su gobierno, la soberanía se radica en el pueblo y en los organismos de elección popular. Respeta la libertad, en todas sus aristas; la Constitución aprobada en referendo y dirige el Ecuador por mandato y mayoría en elecciones libres, con la presencia de garantes internacionales. Y se alista con el mismo apoyo para la contienda de 2017.

A la oposición solo le queda la prensa comercial que con la muletilla de la libertad de expresión, en muchos casos, ofende, exagera, distorsiona o silencia los hechos para favorecer a la derecha política y ocultar la obra del Buen Vivir. Los maestros de la exescuela del periodismo, hoy Facso, Leonidas Avilés y Justicia Cornejo, sostenían que el periodismo es responsable de sus actos, por lo  que debe cumplir su misión en el marco de la ética y la verdad. No hay que confundir noticia con opinión. Esas lecciones siguen  vigentes, pero  no se aplican en la realidad periodística.

Parece increíble, ya se vive una campaña electoral demasiado anticipada con dirección a 2017, y como es evidente, la derecha desesperada, intentó unir a los separatistas de Guayaquil  y Quito, pero el primero, bendecido por dos veces en su sueño presidencial, no acepta el riesgo; el otro, con deficientes asesoramientos, confía en lograr un buen manejo administrativo de la comuna capitalina. La derecha política, con el respaldo publicitario de la prensa ‘independiente’, invade terreno ajeno con el fin de entorpecer el límpido proceso del cambio y empañar el liderazgo de Rafael Correa.

Seguirá invirtiendo todos sus recursos para la restauración conservadora, o sea, simplemente retornar a la era del enriquecimiento ilícito, atraco y corrupción. Lo cierto es, para amargura de la oposición, que la República es gobernada por un excelente administrador del Estado, con reconocida solvencia académica y científica. Su gigantesca obra social garantiza su permanencia en el poder político.

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