Hacia finales de noviembre del año pasado, la humanidad empezó a escuchar de una nueva enfermedad infecciosa que afectaba a una de las megaciudades de China. En un principio, muchos sintieron que dicha epidemia iba a ser la preocupación de un solo país.
El resultado fue radicalmente distinto; cuatro meses más tarde, el covid-19 ha llegado a más de 200 países, con alrededor de un millón de casos confirmados. Bajo esta atmósfera, que aún se percibe como inverosímil, se estima que un cuarto de la población ha sacrificado su libertad para enfrentar la pandemia mundial en cuarentena. Para los más pobres, encerrarse en casa puede significar pasar hambre. Así entonces, la sociedad se mantiene en velo, buscando entender si existirá una salida, en momentos en que vemos como los verdaderos héroes, ya sean nuestros médicos o las personas que trabajan duro para proveernos de alimento, empiezan a fatigarse o enfermarse, en un sistema social que podría colapsar.
¿Es este el fin de la sociedad como la conocemos? La respuesta es que probablemente así sea, pero esto no significa el colapso. Las soluciones vienen en camino de la mano de la innovación colaborativa. Científicos, inventores y empresas tecnológicas tienen listos los nuevos recursos que sacarán a la sociedad de su encierro. Entre ellos se encuentra la nueva generación de kits con pruebas rápidas para detectar al covid-19 a gran escala.
Al momento existen dos tipos de tecnologías listas para entrar al campo de batalla: los que detectan antígenos (sustancias ajenas al sistema inmunológico), y los de anticuerpos (respuesta de nuestro organismo para neutralizarlas). Los primeros servirán para determinar quién tiene la enfermedad. Los segundos en cambio, permitirán indicar por primera vez a las personas que tuvieron síntomas medianos o leves y se encuentran recuperados, por lo cual podrían empezar a trabajar de forma normal.
En países en desarrollo como Ecuador, necesitamos implementaciones efectivas a gran escala de estas tecnologías. Para ello se requiere el trabajo conjunto entre el poder político y económico. La innovación es la nueva fuerza de lucha contra el coronavirus; el implementarla está en manos de quienes toman decisiones. (O)