Parece que es una impertinencia escribir algo más sobre innovación. Las universidades están llenas de programas que impulsan la innovación y el emprendimiento, cientos de avisos publicitarios prometen que harán de ustedes muy innovadores y eso cambiará su vida, y hasta los políticos basan sus campañas en promesas de innovación y empleo.
La verdad que tanta belleza ofusca el intelecto y pone un grado de desconfianza en estas promesas, pues casi suenan a engaño. Y de todas partes nos salen especialistas en innovación, desde los académicos muy teóricos, hasta los desempleados capacitadores que ven en esto una forma de vida.
Ahora vivimos en un mundo más convulsionado, cuya globalización demanda de nuevos retos simplemente para sobrevivir. Y nos hacemos la pregunta, si los proyectos innovadores y las nuevas ideas podrían fracasar porque estamos en una época mala. La verdad es que, si una idea es fundamentalmente valiosa, puede sobrevivir a una temporada de crisis, si tenemos la persistencia de seguir adelante. Por lo cual ser innovador no es suficiente, es necesario tener la resiliencia del emprendedor.
Los más grandes negocios mundiales: Microsoft Windows 1.0 fue un total desastre; Amazon Kindle fue algo menos que inutilizable; y la primera versión de Apple TV casi no se vendió. Sin embargo, sus creativos persistieron, mejoraron, añadieron capacidad, incrementaron las cualidades de uso y esperaron que el mercado, su contenido y la tecnología empaten con la visión que tenían estas empresas.
Entonces, cuál sería el talento correcto para estos nuevos roles en innovación. Normalmente buscamos esas cualidades en el grupo de emprendedores que son polifacéticos y pueden aceptar múltiples responsabilidades y trabajos. Para mí es fácil contratar un especialista que ejecute procesos muy complicados en mi organización. Lo difícil es hallar alguien que piense diferente. Ser innovador en tiempos de crisis económica es posible, siempre y cuando haya un fuerte soporte de los empresarios y de las más altas autoridades de la empresa y eventualmente del gobierno.
La estrategia es conectar los objetivos de las nuevas ideas de negocios con las oportunidades del mercado y proveer una extraordinaria proposición de venta, tanto a la alta gerencia, como a las bases de la compañía. Y por supuesto, tener un proyecto formal o un plan de negocios muy detallado y poder comunicarlo en una forma muy apropiada. (O)