Es una iniciativa del centro cultural afro Casa Ochún (diosa de la espiritualidad africana) y de un grupo de intelectuales afroecuatorianos con el respaldo de innumerables agrupaciones afroecuatorianas del Ecuador. Se proponen realizar el 1 de octubre, en Portete, Esmeraldas, la “Romería del Retorno y Siembra de la Llama Eterna”, “pa’reencontrarnos, reconstruir y repensar el camino de resistencia que iniciaron y nos mostraron los ancestros mayores”, como se expresan los integrantes de la comisión operativa de la comunidad afroecuatoriana, Juan García, historiador; Juan Montaño, escritor; Lindberg Valencia, músico; María Luisa Hurtado, movimiento de mujeres; Ibsen Hernández, educador-actor; y Jacinto Ferro, Centro Afro de Esmeraldas.
El proyecto implica una caminata con antorchas, cantos de arrullo, décimas, loas y danzas de marimba y bomba que el pueblo afroecuatoriano se propone realizar a lo largo de la playa, desde la parroquia de Bolívar hasta el sitio histórico de Portete, donde Nelson Estupiñán había propuesto que se erigiera un monumento. Allí se encenderá una “llama eterna” en memoria y reconocimiento a los afrodescendientes que en 1553 llegaron a lo que actualmente es Ecuador y retomaron su libertad apalancándose en este territorio. Se refieren a Antón, Alonso Illescas, 6 mujeres y otros 15 hombres africanos que iniciaron las luchas de resistencia y libertad y constituyeron, en asocio con indígenas, la República de los Negros y Zambos Libres.
Si bien es cierto que en 1540, según el investigador Jean Pierre Tardieu, tuvo lugar la llegada de los primeros afrodescendientes que escaparon de un barco procedente de Nicaragua que naufragó en las costas de San Mateo, y que mediante acuerdos con los indígenas del lugar lograron construir su propio dominio, bajo la gobernación de Francisco de Arobe y de sus hijos Pedro y Domingo. Ellos también merecen reconocimiento.
Una segunda parte del proyecto es la construcción de un “palenke cultural afro” con biblioteca, museo interactivo de historia, literatura, antropología, arqueología, saberes, ciencia, música, etc., sala de audiovisuales, sala para talleres y seminarios y auditorio para conferencias, pues la “Llama eterna” será un punto referencial donde periódicamente se congreguen afrodescendientes a conocer esa historia que aún no se enseña adecuadamente. Para su realización se requiere de un auspicio, que esperamos que no tarde en materializarse en este año internacional consagrado a los afrodescendientes.