Una lección enorme dejada por la pandemia es la visibilización de la informalidad. El paisaje urbano “normal” nos había acostumbrado a ver en la calle a miles de personas que se ganan el sustento diario vendiendo baratijas. Muchos aprovechan la luz roja para ofertar sus artículos a los conductores de autos.
Y la percepción es que el comercio informal creció en los últimos tiempos. Y no es que el Estado y la sociedad no se han dado cuenta de esta situación, sino que ha habido un enfoque perverso que ha “legitimado” la pobreza como una forma de vida, y donde el quehacer político ha ido por senderos diferentes.
Hernando de Soto, peruano, delineó en “El otro sendero”, una propuesta para superar este problema estructural de nuestros países. Y su propuesta fue trabajar por una estrategia clara: el acceso de los pobres a la propiedad, a través de mecanismos especiales de capitalismo popular, que permita la participación de todos los informales –trabajadores autónomos- mediante créditos blandos, plazos largos, educación financiera y solidaridad. Otra experiencia exitosa fue la del doctor Muhammad Yunus, ganador del Premio Nobel de la Paz, a quien se le atribuye la idea del microcrédito para salir de la pobreza desde abajo. Yunus y el Banco Grameen demostraron “que hasta los más pobres entre los pobres pueden trabajar para su propio desarrollo”.
¿Qué hace nuestro país para atacar a fondo este mega problema? Según datos de Cordes –Corporación de Estudios para el Desarrollo- “por cada 100 empleados, 46 laboran informalmente”. Estos datos corresponden a antes de la pandemia. Ahora la tendencia se acerca al 60%. Según la OIT –Organización Mundial del Trabajo- “los trabajadores informales no cuentan con contratos de empleo seguros, prestaciones laborales, protección social o representación de los trabajadores”.
Los últimos datos de la OIT sobre el impacto de la pandemia del covid-19 en el mercado laboral revelan su efecto devastador en los trabajadores de la economía informal y en cientos de millones de empresas en todo el mundo. ¡Un acuerdo nacional sobre la informalidad es urgente! (O)