Los imperios son estados inmensos, que pretenden expandirse aún más. En la práctica gobiernan desde un centro, usan discursos para controlar la forma de pensar y despliegan la guerra para colonizar a otros pueblos. De esa manera buscan apropiarse de un territorio mayor, lograr servidumbre o mano de obra barata y cobrar tributos disfrazados de impuestos, o como ahora, intereses financieros. Desde hace 4.500 años han existido imperios y desde entonces han florecido en casi todos los continentes, aunque sólo en el cercano Oriente y en Europa, se desarrolló la ideología del imperialismo.
Actualmente estamos en el momento en el que los imperios actúan con el propósito de desarrollar el capitalismo, que no es otra cosa que incrementar la producción, generar especulación, aumentar el capital y concentrarlo en la clase dirigente y pocos privilegiados. Pero hay tres problemas que no pueden resolver: 1.- Los imperios chocan entre sí. 2.- Varios imperios no pueden administrar a la vez, la globalización económica entrelazada. 3. El crecimiento constante de la producción es insostenible, puesto que depende del trabajo y la energía. Por eso, cada cierto tiempo los imperios se enfrentan, unos mueren, pero antes de morir dejan un regadero de muerte.
La lucha entre imperios, no es la lucha entre pueblos, sino la lucha entre grupos de poder, que ahora están organizados en corporaciones. Comúnmente se conoce a este enfrentamiento como guerra “intraburguesa”, pero en apariencia es un asunto de defensa de la nación. En este contexto, se puede pensar que la guerra entre Rusia y Ucrania, tiene como trasfondo la ideología imperialista y la lucha entre China, Rusia y Estados Unidos, que se disputan la hegemonía del mundo, el control de los recursos naturales y de Europa, que ya no es imperio, pero fue el corazón de varios proyectos imperialistas.
Según el acertado estudio de I. Wallerstein, “El moderno sistema mundial”, es imposible que convivan varios imperios en la fase de la globalización contemporánea, porque es imposible que una economía global, o una totalidad, sea administrada y dirigida por fragmentos, que impiden el flujo en un momento de alta interdependencia. Morirán los imperios, no cabe dudas, así ha sido siempre. Y si uno triunfara, también morirá, porque no podrán mantener la producción infinita ni atender por igual las demandas populares.