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El Telégrafo
Bernardo Sandoval

La impavidez de los amigos

06 de marzo de 2022

Sectores en el mundo vemos horrorizados como, en el siglo XXI, después de las grotescas e inverosímiles historias de guerra del siglo XX, un autócrata convertido en tirano, Vladimir Putin, ataca a mansalva a un pueblo que quiere vivir en paz, que busca su desarrollo y que, de ninguna manera constituye una amenaza regional o mundial.  Lo extraño es la respuesta timorata y tibia de los países “amigos”, “aliados” que, bajo una bandera institucional de defensa, la OTAN, no hacen mayor cosa por frenar la infame masacre que presenciamos todos los días, en Ucrania, desde hace más de una semana.

 

Se dirá que las sanciones económicas que se ha impuesto a Rusia, por parte de naciones de Occidente, son fuertes y que a la larga impactarán seriamente a la vida de la nación rusa, creyendo o afirmando que ello será un factor de disuasión para el tirano.  Creo que no será así, pues en la mente torcida de quien tiene la vocación de tirano, del que tiene delirio de grandeza y que, además tiene poder bélico, la razón está en su fuerza y en la creencia de omnipotencia.  Acaso Hitler no fue, desde 1933 hasta 1939 acumulando poder y generando una fuerza bélica descomunal; acaso Hitler en no fue, en esos años, demostrando prepotencia y hostilidad con países vecinos, anexando Austria, entre otros hechos; acaso Hitler no se atrevió luego, en septiembre de 1939 a invadir a Polonia e iniciar una serie de invasiones y ocupaciones en Europa que le llevó inclusive a asentar en París a un gobierno nazi.

 

El no ir más allá de sanciones económicas es permitir, impávidos, la continuación de la masacre de la población civil ucraniana, a base de bombardeos constantes que, por medio del terror y la evidencia de impotencia, permitan subyugar al valiente pueblo ucraniano. 

 

El temor de que el tirano escale el conflicto a una conflagración nuclear es la hipótesis que frena acciones más radicales por parte de la OTAN y los Estados Unidos; sin embargo, no se puede vivir chantajeados por el juego del tirano y sus amenazas de que si le acosan él destruirá a sus enemigos.  Si él lo puede hacer, sin duda lo haría, sin excusas.  El no frenar a Putin, ahora, a raya, significará que él continúe, como lo hizo Hitler, atacando, ocupando y anexando naciones para el confort de su ego descontrolado. Mientras tanto, vemos impotentes, la masacre en la televisión.

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