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El Telégrafo
Antonio Quezada Pavón

Impactos que deja el turismo en la playa

27 de febrero de 2020

Los medios de comunicación y el Gobierno se esfuerzan en incentivar que la gente haga turismo interno para que dicho gasto contribuya a la economía. Esto no es muy congruente con la crisis económica familiar, pero ya es casi un hábito y nos damos modos para disfrutar especialmente de las playas. Este año la lluvia arruinó el carnaval, especialmente en Salinas, demostrando mucha fragilidad en nuestra infraestructura.

La industria del turismo es reconocida por generar un bienestar económico y social en diversas comunidades; sin embargo, a la par puede ocasionar un impacto negativo para el medio ambiente, que deja la llamada industria sin chimeneas en algunos destinos.

Para empezar, la construcción de hoteles modifica la línea costera, provocando erosión y pérdidas de playa.  El desarrollo mal planeado lleva a la construcción de infraestructura de áreas naturales o protegidas. Se crea contaminación por alteración del paisaje natural y auditiva por bares y comederos.

El relleno de humedales destruye el ecosistema y promueve inundaciones y estructuras de construcción inestables. Por otro lado, debido a que el turista no puede ser contabilizado como parte de la población, nuestra zona costera de Santa Elena, Guayas, Manabí, Esmeraldas y El Oro son las que más basura generan por habitante, la cual es de difícil recolección, y peor de reciclaje y recuperación.

Aceptemos que nuestras poblaciones costeras tienen canalización de aguas lluvias y de aguas servidas generalmente precaria y deficitaria, por lo cual la generación excesiva de aguas residuales provoca la contaminación de los mantos freáticos y saturación de redes de drenaje, lo que puede llevar a originar problemas de salud pública.

Pero, además, se alteran los corredores biológicos y se propicia el tráfico y explotación de especies exóticas. Y finalmente, el gran número de turistas con uso intensivo de bloqueadores y bronceadores genera una capa de grasa sobre el agua del mar, lo que impide la fotosíntesis de los corales, que tardan hasta un año en crecer 1 centímetro.

Me gusta que nuestros comuneros se superen, pero tiene que existir un mínimo de sostenibilidad y no solamente la ciega ambición al rédito inmediato. (O)

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