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El Telégrafo
Pablo Ruiz

Imagina que a tu hija un día la invitan al cine

20 de septiembre de 2022

Ilusionada te lo cuenta a ti, también a sus amigas y al resto de su familia. Imagina que ansiosa se prepara para su cita, que le das la bendición, le deseas que le vaya bien y se despiden. Pasan las horas y no tienes noticias de ella. La llamas, alguien contesta el teléfono y escuchas niños jugando con él y tú hija no está del otro lado. Imagina, que cuando le diste la bendición, fue la última vez que la viste.

Piensa que tu hermana, es una mujer entregada a la religión. Un día emocionada te cuenta que le ha escrito por Facebook un pastor. Él ha tenido una revelación de quien debe ser su pareja. Tu hermana lo admite al inicio, pero por amor a alguien más disiente de ello después, se revela a su pastor. Pero piensa que al hacer ello, cierto día que te despides de ella, que la felicitas por tomar en sus manos su vida, es el último día que la ves.

Supón que esa hija que no vuelve, que esa hermana que no regresa, desespera tanto tu paz por no saber en dónde están que acudes a la Policía, pero un miembro de ella te dice: “hay que esperar 48 horas”, “seguro se fue con otro novio”, “seguro se fue de fiesta, ya volverá”. Supón que cada minuto que pasa es un minuto de separación más. Y ahí en el oscuro momento de la soledad es donde te observas en el abandono de este Estado y sociedad.

Esta historia de esta hija, pasó en la realidad, se llamaba Giovanna Pérez despareció el 4 de diciembre de 2010. Esta historia de esa hermana, pasó en realidad; Juliana Campoverde desapareció el 7 de julio de 2012 y fue asesinada por el pastor evangélico Jonathan Carrillo. Como ellas hay muchos más casos. Michelle Montenegro desapareció el 5 de junio de 2018, Natalia Subía también desapareció el 15 de septiembre de 2018. Hoy se suma una desaparecida más, una hermana, una hija, una amiga, una profesional, en fin, una mujer más, María Belén Bernal.

La violencia no es el # de hoy, la tendencia de hoy, la cobertura mediática de hoy, los tweets de hoy, este artículo que escribo hoy. La violencia en este país tiene larga data y no tiene un solo responsable, es un problema estructural. Y esa violencia no tiene solución con odio a una institución, ni con la generalización, ni con el uso politiquero de un acto tan deshumanizado para fines electorales. La violencia empieza a ausentarse tan solo cuando cada uno asuma la responsabilidad que tiene para crear, fortalecer o, incluso, negar los círculos en donde ella se reproduce en lo social, cultural e institucional. De todos depende. No de un #, no de una tendencia, ni de este artículo. Decía Edison “Hasta que dejemos de dañar a otros seres vivos, seguiremos siendo salvajes”.

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