Sucede que los afiliados, jubilados y empleadores, con respecto del IESS, tenemos una apatía que raya en la displicencia. Como que ya no nos importa y no nos interesa lo que pase con esta institución, que es una de las columnas vertebrales de nuestra existencia, por muchas razones.
Es cierto que, poco a poco, los distintos gobiernos lo han utilizado, y no precisamente como caja chica, sino como el lugar ideal para obtener ingentes recursos económicos para cualquier cosa. Esto, porque en el organismo de dirección se ha venido imponiendo una política gubernamental frente a los delegados de los afiliados y de los empleadores que se han subsumido frente al delegado del Ejecutivo.
El IESS no puede estar subordinado a los designios de tal o cual gobierno, simplemente porque es una institución que pertenece a los trabajadores públicos y privados y a los jubilados. Por ello, su Consejo Directivo debe estar integrado únicamente por delegados de estos sectores, pudiendo mantenerse al delegado de los empleadores. Es urgente una reforma legal en ese sentido.
Pero el problema grave del IESS es el desfinanciamiento del Fondo de Pensiones, del Fondo de Salud y del Seguro de Riesgos del Trabajo; es el casi ningún conocimiento por parte de quienes han venido manejando la institución, especialmente en lo administrativo y en lo financiero; y es el exceso de personal que está en casi cuarenta mil servidores, de los cuales, por lo menos veinticinco mil han ingresado en un período de diez años.
Esto ha sido denunciado públicamente por dirigentes sindicales, del Frente Nacional de Defensa del IESS y empresariales. ¿Quiénes son los responsables de esta situación de casi quiebra del IESS? Somos la mayoría de ecuatorianos que lo hemos permitido con nuestra indolencia y nuestra abulia.
Es hora de emprender una lucha decidida para enmendar esta problemática sumándonos a quienes, aún siendo pocos, han venido peleando decididamente porque el IESS sobreviva. Ya no podemos continuar siendo indiferentes. (O)